Faltan chalecos antibalas en las comandancias de Galicia. Los recortes presupuestarios de los últimos años han obligado a los propios guardias civiles a destinar parte de su sueldo a comprarse prendas de seguridad. Y el desembolso no es pequeño. Un chaleco antibalas, por ejemplo, cuesta 600 euros. En Galicia, una unidad de 20 hombres tiene una media de cuatro chalecos y se lo tienen que ir turnado. O lo que es lo mismo, hay una prenda disponible por cada cinco efectivos, según advierten desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). El sindicato advierte además de los problemas de talla, ya que al no contar cada agente con su propio chaleco, los que pone a su disposición el Instituto Armado a "algunos les queda pequeño y no pueden usarlo y a otros les viene grande y, por tanto, no garantiza su seguridad".

Un agente, un chaleco. Ésa es la reclamación de los efectivos de la Guardia Civil. "Es incomprensible que los responsables de garantizar la seguridad de los ciudadanos no dispongan de los medios básicos que le ayuden a salvaguardar la suya propia", advierten desde la AUGC. En el caso de las mujeres en la Benemérita, aseguran que el problema "es más acuciante" ya que pese a que la Guardia Civil tiene almacenados miles de chalecos adaptados a su género no se distribuyen en los puestos.

La reivindicación de los agentes se produce días después de la cadena de ataques yihadistas en París. "Ante la amenaza del terrorismo yihadista, Interior cursa una orden para que todos los agentes de Policía y Guardia Civil en contacto con los ciudadanos o que custodien algún edificio porten los chalecos antibalas", cuestionan desde AUGC.