"Una más" de una generación formada sin "perspectiva de futuro ni posibilidad de acceder al mundo laboral". Así se presentó la viguesa Alexandra Fernández como número uno al Congreso por Pontevedra de En Marea. Esta política de Anova reivindica las posibilidades de la coalición de Podemos, Anova y EU tras la experiencia de las mareas municipalistas.
-¿Cómo llegó a ser número 1?
-No llego ahora de primeras, ya había participado en el 15-M y entendí que ese movimiento espontáneo precisaba organizarse para recuperar las instituciones para la ciudadanía, y luego seguí participando activamente en la Marea de Vigo. Este es casi un paso más dentro de esa continuidad que hubo de ilusión, de cambio, de las municipales. Y lo hago porque como esa mayoría de gente de mi edad, que estamos formados pero no hallamos un futuro en este país, queremos tenerlo y tenemos que luchar por eso.
-¿Cuál es su candidato a la presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias o Alberto Garzón?
-Es una decisión colectiva que tendrá que tomarse después. El candidato que se elija por parte de En Marea tendrá que ser decidido, si se diesen las condiciones, por la mesa coordinadora que se constituirá, en la que estarán representadas tanto las organizaciones políticas como las mareas municipalistas y el espacio ciudadano de Encontro por unha Marea, que tendrán que ver cuáles son las condiciones, el resultado, valorarlo, y llegar a un acuerdo. Lo que está demostrado es que los agentes que pusimos en marcha En Marea tuvimos capacidad de diálogo y de llegar a acuerdo y estoy segura de que llegaremos a un acuerdo que satisfaga a todas las partes.
-Los puestos se repartieron por provincias y formaciones. ¿No suena a un mercadeo?
-Yo participé dentro de las primarias de Anova, abiertas a la militancia, y lo que se hizo fue llegar a un acuerdo que representase a la pluralidad de ese espacio que se abrió. Están las organizaciones políticas en esa coordinadora, pero también participan las mareas municipalistas y el espacio ciudadano de Encontro por unha Marea. Eso representa toda esa pluralidad y ese mestizaje que llegamos a ese acuerdo. Soy candidata de una coalición amplia y plural. Creo que esos debates están superados y las partes priorizaron e hicieron de forma generosa una lista que consensuase las diferentes visiones.
-Pero dirigentes de las Mareas, también Beiras, hicieron autocrítica del proceso para conformar En marea, realizado desde la cúpula. ¿Cómo casa eso con la nueva política que ustedes proponen?
-El proceso fue complejo porque participaron muchas partes, es normal que haya diferentes posturas y debates, y algunos entendían que el proceso debía hacerse de una forma, por ejemplo que fuesen más las mareas municipales las que empujasen más, pero no hubo esa posibilidad porque los tiempos fueron apurados. Pero se abrió el espacio a que participasen todos los agentes que mencioné.
-Usted podría lograr su escaño a costa del BNG. ¿Le da pena?
-No considero al BNG un enemigo, nos encontramos en muchos sitios, en la calle, en muchos lados, y no me alegra que perdiese su escaño.
-¿Qué falló para que no hubiese lista de unidad con el Bloque?
-Las organizaciones que veníamos trabajando juntas, desde las mareas municipales, habíamos desarrollado acuerdos y eso hizo mucho más fácil que nos entendiésemos. El BNG en su momento no quiso participar en las mareas y esta vez tampoco. No creo que sea cuestión de buscar culpas o fracasos, simplemente no se dio y creo que estamos abiertos a poder volver a encontrarnos.
-¿La gente entenderá que se presenten en coalición con Podemos, pero luego formen grupo propio o se vayan al Grupo Mixto?
-Creo que sí. Estos procesos son innovadores, no se habían dado antes, y se va avanzando, pero creo que con el precedente de las mareas municipalistas todo el mundo tiene esa referencia de qué representan este tipo de espacios.
-En Marea busca "impugnar un sistema basado en la injusticia". ¿No le parece un poco utópico?
-Nuestros principios básicos empiezan por la justicia social. Vemos prioritario garantizar los recursos mínimos para todos. No es una cuestión utópica. La utopía es también el horizonte que sirve para cambiar. Utópico fue, quizás, que las mujeres pudieran votar y ahora es de sentido común. Queremos poner ese sentido común en medidas redistributivas que hace poco hasta la socialdemocracia reclamaba. Si la política realista consiste en seguir con un modelo económico basado en el endeudamiento y la especulación, lo que se precisa entonces es cambiar cuanto antes la realidad.
-Reivindica recuperar palabras como bien común o ética. ¿Cómo pasar del dicho al hecho?
-Ya lo estamos haciendo con las mareas municipalistas; estamos demostrando que se puede hacer política de otra forma.
-Busca ser la voz sin voz. ¿Logrará su grupo suficiente amplificación para ser escuchado?
-Creo que sí. Las mareas municipalistas demuestran que puede haber un cambio el 20-D. Las encuestas no esperaban lo que pasó. El final está completamente abierto.
-Frente a la desgastada imagen política, ofrecen una ruptura. ¿No se sienten responsables de ser depositarios de ilusiones ciudadanas?
-Sí, es una responsabilidad porque hay mucha gente detrás. Y yo quiero que haya mucha gente vigilando lo más mínimo porque tenemos que ser transparentes, debernos a la ciudadanía. Pero también es un honor saber que detrás hay tanta gente y que te transmite ilusión y fuerza y que vamos a por todas.
