En 1980, después de discutir hasta 803 enmiendas, se aprobaba el Estatuto de los Trabajadores. Nacía esa normativa laboral que dibuja los derechos y deberes básicos de los empleados el mismo año que el compostelano Iago Negueruela, que en la actualidad ocupa el cargo de conseller (conselleiro) precisamente de Trabajo, Comercio e Industria en el Govern Balear presidido por Francina Armengol y uno de cuyos sueños es ver cómo se elabora una nueva normativa para los asalariados, un proceso del que "espera" poder ser testigo.

Porque si de algo está convencido este joven gallego -con 35 años es el segundo miembro de menos edad del gabinete de la socialista, y solo se queda sin el primer puesto por quince días- es de que querer es poder. "Con motivación y voluntad política se puede hacer prácticamente todo", proclama. Él en sí mismo es parte de la prueba: se propuso opositar al cuerpo superior de inspectores de trabajo y de la Seguridad Social del Gobierno central y consiguió una plaza.

Ocurrió en 2008, tras tres años de estudios y de "esfuerzo" por parte de una familia en la que "mamó" el interés por los movimientos laborales y sindicales. No en vano su padre, Enrique Negueruela, del que se siente "orgulloso", fue asesor de la Consellería de Traballo entre 2005 y 2009 y es experto en el mercado laboral. "También es cierto", reconoce, "que fue el momento donde más plazas se sacaron en la historia de la inspección", hasta 79, lo que también fue "una suerte". Y para la elección de su primer destino no vaciló: dejó atrás la lluvia de Santiago, por muy arte que sea, y escogió el sol de Mallorca. Siete años después sigue en las islas y su misión es la misma, luchar contra la precariedad y el abuso laboral, solo que ahora lo hace desde el despacho de una Consellería y ha aprendido el suficiente catalán como para entenderlo "perfectamente", aunque confiesa que todavía le "falta" soltarse a hablar.

Sea desde el servicio de inspección, desde un alto cargo de un Ejecutivo autonómico o desde la reivindicación en la calle, la tarea es siempre la misma: "La política al final es todo. La política es compromiso, es intentar cambiar la sociedad en la que vives", alega. Mientras fue estudiante salió tras las pancartas para defender los derechos de su colectivo y una vez que empezó la carrera de Derecho en la Universidade de Santiago confirmó que su vocación se inclinaba por el terreno laboral, los derechos de los trabajadores.

Por eso, la elección de inspector de trabajo, una plaza de la que ahora está en excedencia con reserva de puesto y a la que espera volver algún día, no fue porque no hubiera otra alternativa, sino por convicción. "El tema de la inspección para mí siempre fue un tema ideológico. Siempre estuve, desde los 15 o los 16 años, en asociaciones, en movimientos sociales, y entendía que son necesarios jueces comprometidos, interventores comprometidos, economistas del Estado comprometidos y también inspectores de trabajo comprometidos", explica. Se trata, recalca, "de que por lo menos que se cumpla la norma laboral mínima que tenemos, y desde ese punto de vista oposité, porque creo que es necesario también desde un compromiso político ocupar determinados puestos".

Incluido el de conseller, un cargo al que este gallego que afirma que en el archipiélago siempre le "trataron muy bien" llegó desde las listas del PSIB-PSOE como "independiente", aunque tras varios años de implicación directa en el ámbito laboral de la comunidad balear, y no solo como inspector. En el Gobierno anterior a Bauzá, el presidido por el socialista Antich, en 2010, ya fue gestor, como director general de trabajo, un puesto al que llegó de la mano de Pere Aguiló, otro miembro de su gremio que también ejerció como conseller. Desde la oposición siguió colaborando con el PSIB, llevando temas de empleo, e incluso "coordinó" ese ámbito en su conferencia política y su programa. "En temas de empleo siempre contaron conmigo", explicó, y cuando le propusieron ser conseller, aceptó "encantado".

Pese a que como todos los gallegos quiere volver algún día a su tierra natal, "de momento" no se lo plantea porque una "ilusión" lo retiene. "Tengo un compromiso en Baleares muy bonito que espero desarrollar en los años que toca y después ya veremos", señala. Aunque admite que sigue la política gallega "con preocupación", "ahora" su "sitio" está en la balear, donde tuvo su "primera experiencia" con la res pública.

Una experiencia en la que sus vivencias previas como inspector son fundamentales. "Ser inspector te permite saber, desde el campo, cuáles son los principales problemas, la alta temporalidad, el elevado número de contratos a tiempo parcial, no verlo solo con datos", explica, lo que le ha permitido "saber dónde actuar" ahora que lidera la cartera de Trabajo, Comercio e Industria. "Tenía que existir una consellería de Trabajo con nombre. A veces los gestos también son importantes, y los nombres ayudan a marcar un poco la política que quieres hacer", alega.