"Estoy encantado de que se investige todo lo que se tenga que investigar, mi patrimonio, mi actividad fiscal y todo lo que quieran porque no van a encontrar nada delicitivo en mi comportamiento político". Así de contundente se mostró ayer el alcalde, Miguel Fernández Lores al verse salpicado por la operación Pokémon.

Una de las bases de este proceso judicial está en una comida (y posteriores conversaciones telefónicas relacionadas con ella) que en 2012 mantuvo Lores en un restaurante de Santiago con responsables de la empresa para hablar de una hipotética renovación del contrato del agua, que Aquagest gestiona desde 1997 en Pontevedra. Ya en su día, igual que ayer, Lores no negó ese encuentro "y hasta hay fotos" y tampoco niega que se hablara del asunto en cuestión, pero recuerda que "no hubo renovación ni nada, no se hizo nada" por lo que sostiene que "no hay ni siquiera indicios de irregularidad, ni con esta ni con ninguna empresa". "Es normal reunirse con las empresas y a veces incluso comer", aseguró. "Aquí se quiere basar todo en una conversación telefónica de unos señores, y también hay otras (relativas a la empresa Vendex, en las que se dice que en Pontevedra no encontraron a nadie a quien corromper". "Todo esto se asienta en bases falsas", apostilla.

Sí deja claro que al margen de esas reuniones, "no fue a ningún viaje ni a ningún partido de fútbol o baloncesto" invitado por Aquagest. "Solo viajo con mi familia y a recoger premios", afirmó. ".

"Tengo el máximo interés en aclarar las cosas y si hay que perseguir y castigar a los delincuentes, que lo hagan, pero en un plazo de tiempo razonable, porque estos procesos tan largos hacen daño a gente inocente, que no tiene culpa de nada y no se lo merece", rogó.