Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pero, ¿por qué mataron a Asunta?

Se ponderó un tema de herencia, de secreto , de "estorbo" o dinero, sin que puedan quedar probados

No es necesario conocer el móvil de un crimen para dictar un veredicto o tomar una decisión final sobre la culpabilidad o la inocencia de los acusados. Eso quedó claro durante la vista oral, sin embargo, el posible móvil ocupó parte del tiempo de las exposiciones de los participantes en el juicio y sigue estando presente para tratar de explicar y entender cómo unos padres pueden matar a su hija, de 12 años, "con un plan premeditado en conjunto", pensado previamente entre ambos para deshacerse de la pequeña. Es más, en este caso, según el veredicto del jurado, se constatan los episodios de sedación en los meses previos al asesinato. La acusación popular expresó en el juicio que posiblemente "nunca conoceremos los motivos por los que mataron a la niña" ya que esto solo sería posible con un pronunciamiento por parte de los propios acusados, considerados culpables por el jurado popular, a modo de confesión de los hechos.

En el caso de José Bretón, por ejemplo, el padre condenado a 40 años por matar y quemar a sus dos hijos de 2 y 6 años tras fingir perderlos en un parque, lo declararon culpable y constaba que había sido "para vengarse de su mujer", a la que ya no estaba unido sentimentalmente. En este asesinato por parte de uno de los progenitores, el motivo quedó patente.

Hipótesis

En el caso del crimen de Asunta Basterra se barajaron varios móviles del crimen sin que ninguno de ellos pudiera quedar probado. En un primer momento, tras el fallecimiento de la niña, surgió el tema de que podría haber sido por la herencia. Si el abuelo le había dejado bienes a la pequeña en lugar de a Porto, esto podría haber sido un problema. Sin embargo, después se comprobaría que todo el patrimonio familiar de los Porto quedaba a nombre de la madre, por lo que la teoría de los celos económicos por cuestión de herencia quedó descartada. También fue comentada la idea de que la niña pudiese conocer detalles privados de la vida de los padres o de hechos acontecidos en el seno familiar que los padres no querían que trascendieran más allá del hogar, pero tampoco fue posible probar tal teoría.

Uno de los temas en relación al posible móvil fue una hipotética enfermedad mental de Rosario Porto. Durante el juicio se descartó, con testimonios médicos y psiquiátricos, una dolencia psíquica. Sí se trató, y ocupó gran parte del juicio, el "trastorno depresivo mayor recurrente" de la madre de la niña, que sufrió depresiones en varias ocasiones a lo largo de su vida y mostró en algún momento tendencias suicidas. Los propios psiquiatras explicaron que este tipo de trastorno no entraña posibles daños a terceros sino que el riesgo de causar mal o agredir a alguien sería para ella misma, es decir, de autolesión. Y, en todo caso, la tendencia suicida implicaría, de llegar a este extremo, acabar con todos los miembros de la familia para, finalmente, matarse uno mismo.

Uno de los motivos que se utilizó antes del juicio y que se mantuvo durante la vista oral fue que la niña "estorbaba" a Rosario Porto para iniciar una nueva vida, teniendo en cuenta que se había divorciado meses atrás. En este punto el abogado de Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, fue tajante y expresó que si la "sobrecarga" que suponía la niña para su madre llegase a tal extremo, Rosario Porto tenía opciones sin tener que asesinarla: "desde pasar la custodia de la pequeña a Alfonso Basterra hasta mandarla a estudiar al extranjero". Expresó Aranguren que muchos padres se divorcian y no por ello asesinan a sus hijos. En cuanto a Basterra, la acusación aseguró que quería regresar a su tren de vida anterior, con Rosario, con una posición económica acomodada. Su abogada, Hospido, expresó que no le pidió dinero desde que se divorciaron y que pasó a vivir "de modo humilde, pero dignamente".

Compartir el artículo

stats