La abogada de Basterra, Belén Hospido, también apeló en su intervención a la "presunción de inocencia". "Necesitamos que termine este proceso y que salgan absueltos para investigar la muerte de su hija e intentar rehacer su vida", apuntó Hospido, que indicó que la exposición pública de datos de ámbito privado, en parte innecesarios, ha sido dura para su defendido. En varias ocasiones de su lectura final, la letrada pidió al jurado que trate de cambiar el foco, en el sentido de que la acusación parte con ventaja en el relato de los hechos.

La abogada de Alfonso Basterra, Belén Hospido, aseguró en la exposición de sus conclusiones finales estar plenamente convencida de que el padre de la niña no la mató. "Cada vez tengo menos dudas". Sostiene que no existen pruebas de cargo contra su defendido. Asegura que no queda claro que el Orfidal se le administrase a la niña a la hora de comer, estando con los padres, y recuerda al jurado que tengan en cuenta que pudo ser después. "Una persona puede caer simpática o antipática. Pero, ¿hay prueba indudable de que lo hizo o no?", preguntó Hospido.

También apeló a la presunción de inocencia y en el episodio de si salió o no de la casa la tarde del 21: "¿Se puede demostrar que lo hizo?" Explicó que el propio fiscal indicó ayer que para este asesinato hacían falta dos personas, "y esa segunda persona sería Alfonso".

Hospido le dijo al jurado: "No valen los encajes o el tiene que ser así o me falta una pata para el banco"; "Hacen falta evidencias", según la letrada. Para Hospido, las 125 pastillas retiradas no implica "acopio": "Solo con lo tomado por Porto hasta llegar a prisión tras el verano y los hechos serían 101 pastillas, y las 24 que quedaban en las cajas ya nos da; no quedarían esas 27 que supuestamente tomó la niña", dijo la abogada. Es decir, todos los fármacos serían para ella. "En todo caso, Basterra no tenía motivo para pensar en un uso extraño" de las pastillas, expresó Hospido, que insistió que Alfonso compraba para Porto. "Tres cajas y no cuatro", según Hospido tras la revisión de las retiradas en farmacia y las recetas, que apuntó que desconocía si la sedaban. La letrada describió más de una contradicción. Si en la comida del 21 le dieron el Orfidal en casa, "¿Cómo la dejan salir sola?", tal y como se ve en las imágenes de Asunta caminando. Para la letrada no tiene sentido, porque podía caerse en la calle, sola, o encontrarse con alguien que le preguntase qué le pasaba, lo que delataría a los padres en caso de estar tramando matarla. Para Hospido, Clara Baltar, la pequeña (testigo) que aseguró haber visto a Basterra y a Asunta la tarde de los hechos, "no miente, pero se equivoca de día". Además, Hospido apuntó que si Basterra fue a Teo, como mantiene la acusación popular, no se explicó y es difícil de entender cómo regresó a Santiago, si andando, en coche y por dónde. Para Rosario no queda claro que los episodios en los que la niña se mareó en clase fuese por el Orfidal. Y sobre el testimonio de las profesoras, expresó que Basterra "no podía saber lo que le había pasado a la niña el día que dijo, supuestamente, que la madre le daba polvos blancos porque no se lo contaron: él no tenía motivos para pensar que se estaba produciendo un hecho extraño". Lo único que había hablado con su mujer era de darle un antihistamínico para la alergia (constan compras en farmacia, también)", apuntó Hospido. En cuanto al testimonio de la profesora puso en duda que fuese "tan espontáneo". También expresó que no tiene mucho sentido "ensayar la muerte de una niña y llevarla a clase, ya que alguien puede apreciar síntomas extraños en ella", apuntó. Cuestionó también el testimonio de la cuidadora, cuando dijo que la niña "tenía mal sabor de boca", podía ser por muchas cosas y, según Hospido, ella "no estaba enterada de lo que pasaba en casa", no le contaron el episodio del hombre de negro la noche de julio, por ejemplo, indicó.

"Muchos misterios y nada contundente", expresó Hospido sobre este caso, considerando a su defendido víctima de las "conjeturas, impresiones e intuiciones" de una investigación que "no fue estricta y rigurosa" y en la que "no se trató a todo el mundo por igual". Aunque negó sugerir que Porto "haya hecho algo malo", la abogada de Basterra aseguró que no se pueden vincular los episodios de sedación de Asunta con que durmiera en casa de él. "Del 8 al 9 durmió con la madre", dijo Hospido. Y sobre el 18 de septiembre, que faltó al instituto, Basterra no se acordaba del Whatsapp que indicaba que estaba con él, en ese momento, "fue justo cuando la madre acudió a la consulta del psiquiatra: que estuviera con ella en ese momento no significa que durmiera en su casa". Para Hospido, si el consumo de Orfidal se produjo a la hora de comer, a las 17:20 la niña, que pasó caminando, debería estar "semicomatosa". Según la letrada no existe un móvil económico. Alfonso era un hombre muy enamorado de su exmujer, que se quedó sin nada y sin su hija, dijo. "Cumplía el perfil de amo de casa porque su ocupación freelance le permitía tiempo para hacer las tareas pero no pidió ni un euro a Porto tras el divorcio, y podía haberlo hecho", expresó Hospido, para descartar la tesis de que busque beneficio económico. Era un buen padre y amaba a Porto con locura, destacó la letrada.