"Hay un montón de datos y quizás sea difícil ordenarlos pero sí tenemos una cosa clave: La niña habló y dejó dicho 'Están intentando matarme, me están drogando'. La niña avisó de lo que le estaban haciendo". Así inició su exposición la acusación popular (Asociación Clara Campoamor), a través de la letrada Rocío Beceiro. Asunta dejó "pistas claras y contundentes". A pesar de ser una niña muy reservada para sus cosas, expresó la abogada, dio la voz de alarma "a profesoras, amigas y madres de amigas". ¿Por qué? "Percibió, para su desgracia, que corría un enorme peligro y que el peligro estaba en casa, eran sus padres, procedía de su círculo más íntimo en el que en teoría todo niño debe tener su protección", describió Beceiro.

En el WhatsApp que envía a su mejor amiga tras el episodio "del hombre de negro" a principios de julio, se lo cuenta: "Han intentado matarme". Luego se produce una conversación telefónica entre la madre de la amiga, cuando iban en coche, y Rosario Porto hablando de este episodio. "A partir de aquí hay un cambio de actitud porque la información ya salió del círculo familiar, lo saben terceros", expresó Beceiro, quien añadió que pudo existir un pacto tras el ingreso de Rosario ese verano en la clínica por su estado de ansiedad y depresión: "en el sentido de yo os cuido (diría Basterra) a cambio de que dejes a la otra persona", indicó la letrada en alusión al empresario de Vedra con el que mantenía su exmujer una relación.

Beceiro sostiene que ambos idearon un plan "para acabar con la vida de su hija" y actuaron "de forma conjunta, de común acuerdo". El plan incluía "un reparto de papeles", es decir, "no estar los dos en todos los momentos ni en todos los lugares". En el división de roles, indicó la letrada, Alfonso fue "infinitamente más cuidadoso, precavido y listo",no olvidemos que es "un hombre muy inteligente". En numerosos momentos de la exposición tanto Basterra como Porto lanzaron miradas a la abogada, como molestos por la contundencia en la exposición.

En cuanto a la retirada de medicamento por parte de Basterra, expresó que coincide justo antes de los episodios de sedación de la pequeña: "el 5 de julio hubo una compra, después de lo que pasó de noche, el 17 de julio y el 22 de julio, antes de las clases de música, y ya el 16 de septiembre, antes de que el 17 fuesen a Teo y el 18 la niña faltó a clase porque se encontraba mal", explicó Beceiro.

El día de los hechos, la acusación popular desconoce "cuál de los dos asfixia" a la niña, aunque está convencida de que "Alfonso estaba allí", que ayudó a cargar el cuerpo en el coche de Rosario y volvió a Santiago, aunque no especificó cómo.

En cuanto a la motivación del crimen, la abogada explicó que a Rosario "la niña le molestaba", como apuntan los informes de alta del sanatorio La Robleda, donde estuvo ingresada. "Estaba iniciando una nueva vida y tenía problemas para llevarla a cabo", apuntó. En cuanto a Basterra, un hombre "sin oficio ni beneficio", le atribuyó un "móvil económico" tras el divorcio, con ansias por "encontrar algo muy poderoso que lo vinculara al futuro" con su exmujer y que la obligase a un "pacto de silencio".

Durante su argumentación, Beceiro ha ido incluso más allá y aseguró que el acusado "es consciente" de que "si de este juicio sale condenada exclusivamente su mujer, él, como víctima, va a poder exigir una compensación económica a la persona que pudiera ser condenada por el asesinato de su hija". En cuanto a la "amnesia" que pudo provocarle a Rosario la toma de Orfidal tras los hechos, Beceiro fue rotunda. Explicó que es ya domingo cuando el doctor le dice que puede tomar 15 pastillas si está ansiosa "pero su versión errónea de los hechos ya la había dado previamente, sin haber tomado tanto: ¿lagunas?", formuló. "Se te puede olvidar un lápiz pero no hay nada que haga olvidar a un padre el último lugar en el que deja con vida a su hijo y lo ve", concluyó.