Peritos del Instituto Nacional de Toxicología que analizaron muestras tras el fallecimiento de la niña aseguraron que con 0,55 microgramos/mililitro de sedantes en sangre, como mostraron los resultados tras ingerir unas 27 pastillas de lorazepam, la niña estaría "incapacitada para defenderse" el día de su muerte. Preguntados los expertos si sería posible oponer resistencia, aseveraron que no, que el elevado nivel de fármacos la mantendría en "estado de sedación". Esta manifestación de los expertos en Toxicología que ayer presentaron pruebas periciales en el juicio coincide con las conclusiones de la autopsia, que desvelaron que la muerte se produjo por "sofocación", un tipo de asfixia con oclusión de los orificios respiratorios. Sí indicaron que en la fase final es muy probable que se utilizara "un objeto blando", que podría ser una mascarilla y pañuelos, como indicó el propio forense, que se refirió a la "compatibilidad" de dichos instrumentos.

Coinciden también los datos aportados por los expertos en Toxicología con la hora de la muerte aproximada estimada por la autopsia. Entre tres y cuatro horas después de comer, indicaron los peritos de Madrid, teniendo en cuenta el estado de la digestión, con contenido todavía en el estómago, tanto de restos de comida como del lorazepam consumido, si bien especificaron que no se percibían trozos de pastilla: "no había restos de comprimidos que se pudiesen detectar visualmente", afirmaron. Si a Asunta le administraron las pastillas durante la comida, la hora de la muerte sería entre las siete y las ocho de la tarde, momento en que Rosario estaría en Teo (teniendo en cuenta los viajes que declaró hacer desde allí a Santiago durante la tarde) y Basterra, según pruebas durante este juicio, en su piso de Santiago. Esta hipótesis de cumplirse las horas estimadas, que los propios expertos aseguran que podría retardarse por coincidir con la digestión (el hecho de mezclar el medicamento con comida retardaría el proceso digestivo y también los efectos de los sedantes). En todo caso, indicaron que es difícil que se sobrepasen las seis horas: "a partir de aquí ya no habría comida en el estómago".

Absorción del fármaco

El análisis del cabello, una muestra de tres centímetros, transmitió información crucial a los peritos: "hubo consumo repetitivo y prolongado en el tiempo" de lorazepam y nordiazepam (un metabolito activo del diazepam), ambas sustancias sedantes, que causan cansancio y somnolencia en primer lugar y acaba en pérdida de equilibrio para caminar o ataxia. Aseguraron que 0,55 microgramos/mililitro en sangre es un nivel altamente tóxico (los análisis de Santiago habían dado 0,68, si bien los expertos aseguran que las variaciones son "lógicas" en función del método utilizado), así como 0,10 de paracetamol. No se encontraron restos de antihistamínico, fármaco supuestamente proporcionado a la niña para la rinitis alérgica. Los expertos explicaron que aunque los análisis estaban centrados en las benzodiacepinas, sin ser específicos para antihistamínicos, podrían haber salido igualmente.

¿Durante cuánto tiempo antes de su fallecimiento Asunta ingirió sedantes? Según los expertos en Toxicología, teniendo en cuenta la longitud de la muestra de cabello y los márgenes de crecimiento del mismo en función de cada persona, "entre tres y seis meses antes".

En cuanto a los efectos del lorazepam, los peritos explicaron que empieza a hacer efecto "entre 15 y 45 minutos después de su absorción", si bien hay algunos factores como la digestión que pueden retrasar estos tiempos. Explicaron también que el nivel máximo de concentración en sangre tras absorberse se da entre la media hora y las tres horas, serían los picos máximos. Explicaron además que la duración total de los efectos de este sedante estaría entre 9 y 19 horas. Las pruebas periciales terminarán hoy, con psiquiatras de Rosario Porto, que junto al padre de la Asunta, Alfonso Basterra, son los acusados por el asesinato de la niña de 12 años en 2013. Se presentarán pruebas documentales y mañana y pasado se leerán las conclusiones para el veredicto final.