Es la recta final del juicio por la muerte de Asunta Basterra y esta semana será crucial. Las pruebas periciales continúan hoy con declaraciones de trabajadores del Instituto Nacional de Toxicología y de Identificación del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. Para mañana por la mañana está previsto el fin de las pruebas periciales y después se procederá a la exposición de pruebas documentales. Las conclusiones de acusación y defensa se esperan para jueves y viernes. Tras la lectura de las conclusiones los nueve miembros del jurado han de retirarse a deliberar y el veredicto podría hacerse esperar hasta la próxima semana.

No lo tienen fácil los miembros del jurado popular. Ha sido un juicio en el que han salido muchos indicios pero con ausencia de pruebas científicas que arrojaran verdadera luz sobre la responsabilidad de los acusados en el fallecimiento de la niña. No obstante, en penal, un conjunto de indicios se pueden convertir en prueba para juzgar la culpabilidad de imputados en el caso. La jurisprudencia guarda ejemplos de condenas a través de indicios incluidos en un relato con lógica.

Durante todo el juicio no se produjo la implicación de una tercera persona en este caso. Un posible candidato era Ramiro Cerón Jaramillo, el colombiano cuyo perfil genético coincide con los restos hallados en la camiseta de la niña. Fue exculpado, al tratarse de un error en laboratorio, con un contagio de semen de una prueba suya por otro delito por el que se le investigaba, distinto al caso Asunta. Parece quedar probado, tras esta vista oral, que esta persona no estuvo "en Galicia, ni conocía a Asunta ni a su familia", según su propia declaración por videoconferencia. En cuanto al episodio de las cuerdas naranjas, que había en Teo y que aparecieron también al lado del cuerpo de la niña, con las que supuestamente, ataron las extremidades de la pequeña, el jardinero aseguró no tener nada que ver, ni saber nada de las cuerdas.

La posición de Rosario, a estas alturas del juicio, parece más delicada que la de Basterra, en cuanto a pruebas e indicios. Uno de los últimos detalles en salir fue el ADN de la madre y de la pequeña en la mascarilla y los pañuelos encontrados en la papelera del baño de Teo, junto a una cuerda naranja. También se hallaron restos de Orfidal en el vestido que el día de los hechos llevaba puesto la madre de Asunta.

Otro de los episodios en los que aparece el nombre de la madre es en el relato de la profesora de música. Uno de los días en los que la niña acude a clase mareada explica a sus profesoras que no es alérgica, que le están dando polvos blancos y que nadie le quiere decir la verdad. Preguntada por la maestra de música quién se los da, la niña contesta "mi madre me los da, y a ella una amiga en el portal", según el testimonio de la maestra. Esa amiga podría tratarse de una facultativa. Tampoco benefician a Rosario los cambios en la versión de los hechos: primero expresó que la niña, la tarde de los hechos, se quedó en el piso de Santiago haciendo los deberes, y después rectificó. También dijo primero que la había dejado en casa, al regresar, y después puntualizó que la niña se bajó en las inmediaciones del domicilio, de nuevo en el centro de Santiago, pero en la calle.

En cuanto a Basterra, no aparece en ninguna cámara el día de los hechos, si bien varios testigos aseguraron haberlo visto esa tarde en la calle. Se detectó ADN en un cojín en el maletero del coche y hubo detalles extraños, según los agentes, como decir que la menor iba a aparecer muerta, muy poco tiempo después de denunciar la desaparición. Él mismo expresó que retiraba Orfidal para Rosario, sin que ello implique nada en sí mismo. Ese verano obtuvieron unas 125 pastillas.