La vía del tercer hombre constituye aún un asidero para la defensa de Rosario Porto que su abogado trató de avivar esta semana. Todavía se mantiene el misterio sobre cómo dos muestras de la camiseta del cadáver de Asunta contenían muestras de semen de un hombre R. C. que había estado en prisión acusado de una agresión sexual en la localidad madrileña de Arroyomolinos.

Los agentes del servicio de criminalística de la Guardia Civil defendieron su trabajo y negaron esta semana que la contaminación se hubiese realizado en su laboratorio. Explicaron que el preservativo que contenía ese fluido investigado en el caso madrileño no se encontraba siquiera cerca de la camiseta y que de las 26 muestras analizadas de esta solo apareció semen en dos. El juez instructor del caso, José Antonio Vázquez Taín, achacó la transferencia a las tijeras usadas en ambos casos por los técnicos peritos, que descartaron este argumento.

A pesar de ello, varios testigos confirmaron la coartada de R. C. de que se encontraba cenando en Madrid el día de la muerte de la niña, en la que no se hallaron restos de semen ni de haber sido forzada sexualmente.

El abogado de Porto lamentó, de todas maneras, la desimputación de una persona clave no solo para añadir dudas al jurado, sino también para potenciar las dudas sobre la investigación y el procesamiento de las pruebas.