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Combate contra el estilo de vida sedentario

Educación prohibirá la venta de bollería en los institutos para frenar la obesidad

La medida se aplicará en cafeterías y máquinas expedendoras durante este curso. Afectará a unos 300 centros de Secundaria y FP. Uno de cada cuatro alumnos padece sobrepeso

Los croissants o las bebidas azucaradas ya no podrán acompañar la media mañana de los alumnos de los institutos gallegos a partir de este curso, en el que la Xunta pretende prohibir la venta de bollería industrial y refrescos hipercalóricos en los centros de Educación Secundaria y Formación profesional, que suman 298 instalaciones, tanto en sus cafeterías como en sus máquinas expendedoras. Esta es una de las patas de la estrategia para frenar el sobrepeso infantil, que la Xunta ha implementado en los últimos años con medidas aplicadas paulatinamente.

Frenar la obesidad infantil constituye uno de los retos de la administración para garantizar una mejor calidad de vida de la ciudadanía cuando alcancen la edad adulta y, de paso, para atajar el futuro gasto sanitario debido a los cuidados asociados a las complicaciones surgidas por el exceso de peso.

La Xunta ya reguló en marzo del año pasado la calidad de los menús escolares para prevenir esta lacra de las sociedades desarrolladas y también vetó la venta en los centros de Primaria de productos que contribuyen a elevar el peso de los niños. Ahora, ampliará al resto de centros de la fase de enseñanza obligatoria esas limitaciones en un contexto en el que. casi uno de cada cuatro alumnos de Secundaria padece sobrepeso y un 6,3% ya supera la franja de la obesidad, según un estudio realizado por la Consellería de Sanidade revelado a finales del año pasado. En Primaria, los datos resultan más negativos, con un 25,6% y un 9,4%, respectivamente.

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El sobrepeso se presenta cuando el índice de masa corporal presenta una cifra superior a 25. Si llega a 30 o lo supera, se alcanza la fase de obesidad, según la clasificación de la Organización Mundial de Salud. Ese índice se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros, por lo que un niño de 1,5 metros padecería sobrepeso a partir de los 56,2 kilos y obesidad si superase los 67,5

Además de a los 254 institutos y 22 de Formación Profesional donde se vetarán bollos y bebidas azucaradas, también se aplicarán restricciones en los 69 centros que comparten docencia de Primaria y Secundaria en la comunidad para vetar estos productos a los alumnado de ambas fases.

El departamento dirigido desde el lunes por Jesús Vázquez Almuíña iniciará "en las próximas semanas" conversaciones con la Consellería de Educación para iniciar la retirada de los productos de bollería industrial y bebidas hipercalóricas de las máquinas expendedoras y cafeterías de los centros, según explica el subdirector xeral Programas de fomento de estilos de vida saludables, Jorge Suances.

Numerosos expertos han alzado la voz sobre el riesgo que supone la obesidad como epidemia en unas sociedades desarrolladas cada vez más sedentarias, una falta de actividad que también ha comenzado a afectar a los más jóvenes, que en muchos casos han cambiado el juego en los parques y la actividad al aire libre por los videojuegos. Desde los años 80 a la actualidad, la prevalencia de la obesidad se ha duplicado, según la OMS.

En 2013, la Xunta lanzó un plan para atajar esta problemática que Suances cree que tendrá consecuencias a medio plazo, entendido por tal alrededor de los ocho años. Su meta radica en modificar conductas de riesgo e introducir hábitos de vida saludables en los más pequeños para que favorezcan su salud en el presente y, sobre todo, en el futuro, si bien desde la Consellería de Sanidade añaden que las actuaciones de los poderes públicos constituyen solo una de las patas de esta estrategia, que pasa lógicamente por continuidad a estas prácticas en cada familia.

Cuando se aprobó el Plan Xermola, la Xunta también reguló la calidad de los menús escolares y se fijó como meta promocionar el consumo de fruta fresca como mecanismos contra el "grave problema de salud pública" que representan los kilos de más.

De hecho, aquel año el Ejecutivo contrató a una empresa para pesar y medir cadera y cintura de 7.000 niños de entre 6 y 16 años -comprendían, por tanto, Primaria y Secundaria-, intentando hallar también diferencias entre el comportamiento en el ámbito urbano y en el rural.

Rural y urbano

Las conclusiones se conocieron en noviembre del año pasado, mostrando que el 63,4% de niños presentaba un peso normal, mientras que el 3,5% se situaba por debajo de esa franja. El 24,9% padecía sobrepeso y un 8,2% directamente obesidad, problemas asociados "a un mayor riesgo para la salud a corto y largo plazo", según advierte el departamento de Vázquez Almuíña.

Esta radiografía de los escolares muestra diferentes situaciones entre el rural y el ámbito urbano. En el primero se alcanza una tasa de obesidad que roza el 10%, dos puntos menos que en segundo, mientras que cuenta con un punto y medio menos de sobrepeso con un 23,5%.

Por ámbitos educativos, el 25,6% de los niños de entre 6 y 11 años, que cursan Primaria, sufre sobrepeso y un 9,4% obesidad, porcentajes que alcanzan el 23,8% y el 6,3% entre los 12 y 15 años (Secundaria).

Uno de los datos más reveladores del estudio de Sanidade refleja hábitos de vida poco saludables, especialmente grave en edades tan tempranas. Así, si bien el 95,8% afirma haber desayunado "casi siempre" antes de acudir a clase, solo el 75,8% realiza actividad física al margen de las horas semanales dedicadas a ella en el colegio. Casi uno de cada cuatro tiene una vida sedentaria.

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