Ver o no ver, esa era ayer una de las cuestiones que se debatieron en la sala y que afecta a los dos acusados. Y es que los dos progenitores estuvieron desde las diez y cuarto, hora en que fueron a poner la denuncia a comisaría, acompañados por la policía durante varias horas. Por ello, para las defensas es crucial intentar mostrar al tribunal del jurado que el cadáver de la pequeña podría no estar en la pista antes de la medianoche.

Aunque los agentes de la guardia civil que declararon ayer no defienden esa línea, ya que persisten en que, pese a las condiciones de claridad y de luna el cuerpo no podía verse sin recurrir a una luz artificial, un matrimonio que habita en una casa situada al lado de la pista forestal defendió ante el tribunal que aquella noche pasaron hasta en tres ocasiones entre las once y cuarto y las doce y cuarto por el lugar en el que se encontró el cuerpo de la niña y que ninguna de las veces se dieron cuenta de que el cadáver de la menor estuviese en la pista. Además, al parecer, según los testimonios, el cuerpo se apoyaba en el talud, de forma perpendicular a la pista, y no estaba tendido a lo largo en la cuneta. Por otra parte, alegan que no había vegetación delante del cuerpo, y que además la noche era "clara", de "luna", con visibilidad.

Los dos testigos sostuvieron que habían pasado a unos "60 centímetros" de donde se hallaba la niña, como mostrarían sus pisadas y que además solían circular arrimados a ese borde porque ella padece de artritis y caminan intentando esquivar los baches. "Si hubiese estado allí, juro por mi madre que la habríamos visto", manifestó el vecino de la zona, aunque concedió que "no" es "Dios" y que, por tanto, puede "equivocarse".

Esos mismos testigos aseguraron que esa noche solo vieron pasar por la pista un coche blanco que avanzó y retrocedió hasta en tres ocasiones, y que luego resultaría el de los hombres que encontraron el cuerpo de la menor. En las inmediaciones de la calzada notaron también la presencia de un vehículo rojo, con alguien hablando al teléfono. En esta ocasión no les preguntaron si habían visto el Mercedes de Porto, aunque durante la instrucción la mujer había dicho que no.

No obstante, dos de los guardiaciviles que acudieron al lugar de los hechos insistieron en que sin luz artificial no se veía, aunque llegaron más tarde. "Hasta que no me la enfocaron con unas linternas no la vi", dijo uno, mientras el otro subrayó que "era del todo imposible ver dónde estaba la niña sin luz artificial", dado que, pese a que reconoció que era "una noche de luna", sobre el cuerpo daba la sombra de un árbol.

Por otra parte, el testigo, que durante el paseo portaba una pequeña linterna, explicó que el lunes realizó con la Guardia Civil una reconstrucción de su paseo y que vio el señuelo, una "prenda oscura".