Aunque sollozó en varias ocasiones, como cuando rememoró momentos con su padre, lo que más afectó a Rosario Porto ayer en la sala fue tener que contemplar la imagen de Asunta, ya cadáver, y con pedazos de cuerda similar a una encontrada en la casa familiar de Teo. Su abogado tomó buena nota y alegó que tal exhibición, que no trascendió las puertas de la sala por decisión del juez, podía omitirse. "Creo que era totalmente innecesario que le enseñasen las cuerdas y el cuerpo de la niña al lado", subrayó el letrado. Por ello proclamó que el interrogatorio al que sometió la Fiscalía a su patrocinada, que se prolongó durante toda la mañana, fue "inhumano".

"No se puede tratar a una persona así, aunque fuese culpable (en alusión a Rosario), que no lo es. No se le puede tratar de esta manera", lamentó. Pero no solo por lo que afecta anímicamente a su clienta se sintió molesto el letrado, sino también porque considera que el fiscal enfatiza las cuerdas (que el fiscal mostró al jurado) con la pretensión de que "aquello que sus peritos no fueron capaces de determinar lo hagan los miembros del jurado", dado que los peritos, a su jucio, no han podido asegurar si las amarras halladas junto al cuerpo proceden de las bobinas de cordel que se guardaban en Teo.