Tres días después de las elecciones en Cataluña, sus repercusiones llegaron al Parlamento gallego en un cara a cara entre el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el portavoz del BNG, Francisco Jorquera. El diputado nacionalista, en la sesión de control, recriminó a Feijóo su actitud de "mero espectador", así como no ejercer las competencias de Galicia ni defender el autogobierno, además de censurarle que considerase un "agravio" una eventual reforma de la Constitución que concediese "privilegios" a Cataluña. Ante estas palabras, el presidente de la Xunta advirtió al BNG que no permitirá que la comunidad gallega participe en "estrategias de confrontación con experimentos independentistas" y sacó pecho por la situación financiera de Galicia: "Tenemos una estabilidad y una solvencia que ya les gustaría para sí a las cuentas catalanas", destacó, tras lo cual añadió que Galicia se muestra solidaria con una comunidad "intervenida" como la catalana, de la que dijo "que no llega a fin de mes y no tiene capacidad para pagar a sus funcionarios o los fármacos".

El titular del Gobierno autonómico aseguró que Galicia, "como nacionalidad histórica" no se va a excluir ni aislar del resto de España, porque para él "es un signo de libertad, de estabilidad y de nación desde hace más de 500 años". En esta línea, también quiso dejar claro que no aceptará ningún privilegios de los que buscan los "aliados" del BNG Bildu o la CUP. "Como supongo que usted no aceptará ningún trato de favor que perjudique a Galicia, aunque sea de sus aliados", le dijo a Jorquera.

En su réplica, el portavoz nacionalista le reprochó a Feijóo que aún no se ha haya enterado de que Galicia "ya está discriminada y ultrajada por el Estado español" y que su actitud es también de "ultraje" a Galicia por su "sumisión" al Gobierno de Rajoy. "El problema es que su legado será que Galicia tendrá su sede social en Madrid", le espetó.

Feijóo esgrimió la inversión estatal del Gobierno de Rajoy con Galicia, "superior" a la que obtenía el BNG cuando "apoyaba" al Gobierno central socialista, para reivindicar su "defensa" de la comunidad. También recurrió el líder del PPdeG a un informe del exportavoz socialista en la Cámara Xaquín Fernández Leiceaga, quien en su día militó en el Bloque, para recalcar que la independencia de Cataluña "costaría a Galicia 1.000 millones de euros".

"Ustedes deberían explicarnos cuál es su política para defender a Galicia: primero pactaban con los nacionalistas de derechas, luego con la CUP, ERC y Bildu. Y para las generales están discutiendo si se integran en la lista de Podemos, aunque al final, en Galicia el Bloque siempre acaba pactando con el PSOE", reflexionó. "¿Por qué usted se siente más próximo a un dirigente de Bildu o de la CUP que al presidente gallego? Yo me siento más próximo a usted que a Bildu o la CUP", zanjó.

Por parte del PSOE, su portavoz parlamentario, José Luis Méndez Romeu, reprobó la política económica de la Xunta y sus consecuencias, como el recorte del gasto social en 1.450 millones de euros, que un tercio de los trabajadores ganen menos de mil euros al mes o que los jóvenes no tengan oportunidades. "La austeridad ha fracasado y se mire como se mire, sus datos económicos son ahora peores que cuando entró", dijo Méndez, quien reclamó una nueva agenda social.

Feijóo replicó que la actual Xunta hacer frente a los problemas y que estrategia pasa por intentar reducir el desempleo y blindar las prestaciones de los servicios públicos. En cuanto al gasto social, precisó que ahora se atiende a más dependientes que con el bipartito y que el Gobierno tarda de media unos 60 días en tramitar los expedientes de las Renta de Integración Social (Risga).