La delegada de la Xunta en Vigo insistía ayer en su inocencia y en que no tiene "nada que justificar" frente a la trama de la Operación Patos que investiga una posible trama de tráfico de influencias y en la que la fiscalía pide su imputación. María José Bravo Bosch se agarra que ella no es "el órgano de contratación". Una función que, sostiene, le corresponde a la Jefatura Territorial. "Yo no puedo entrar en ninguna comisión de valoración, conceder ninguna obra, otorgar nada -asegura-, sencillamente porque no tengo esa competencia. Tengo la competencia única y exclusiva de coordinar". Por eso está tranquila y vincula su aparición en el sumario y la teoría de la Policía de que intercedió ante altos cargos de la Xunta para favorecer a particulares y empresas a su carácter. "Lo único que he sido siempre, y entiendo que por eso pueda estar en medio de esta Operación Patos, es una persona muy diplomática, muy atenta y muy educada -defiende-. Y pienso seguir siéndolo".

María José Bravo Bosch reveló que ha llamado a todos los trabajadores de la Delegación que han sido vinculados con la presunta trama "porque entiendo que tenía que reunirme con cada uno de ellos y decirles lo que había". A algunos "casi no los conocía". Pero convocarles, asegura, era su "deber". "Gente que trabaja como todos los funcionarios públicos y se entregan a su labor", reivindica. "Yo en absoluto he manifestado nada en contra de su actividad -detalla- porque estaban asombrados de lo que estaba sucediendo".

En una clara referencia a la respuesta del alcalde de Vigo -para el que la Fiscalía también pide su imputación por recibir regalos-, cuando el pasado martes se le preguntó si su rotunda defensa de que es inocente comprendía también la de los tres concejales que figuran en el sumario y respondió que hablaba por él, Bravo Bosch sí pone "la mano en el fuego" por los empleados de la Delegación. "No voy a hacer como otros. No voy a decir que yo pongo la mano en el fuego solo por mí porque soy una persona sumamente honesta, no hago de juez con nadie", mantiene.

De todo lo conocido hasta ahora, Bravo Bosch está "todavía más asombrada" con las relaciones que la Policía dibuja entre el principal empresario implicado, el constructor Enrique Alonso Pais, con el Consorcio Casco Vello porque el organismo no le dio "ni una sobra obra, ni un euro". "Me parece curioso que por cosas menores que parece que se daban en la Xunta y con las que yo no tengo nada que ver, el foco público se haya puesto sobre todo sobre mí. No entiendo, de propios y de extraños, la condena pública que se nos ha hecho a muchas personas", se queja. Bravo Bosch asegura que está "muy tranquila" y que "en absoluto" tiene temor a que le llamen a declarar "como imputada, como investigada, como una persona que tiene que hacer frente".