La investigación policial y los registros realizados en el Ayuntamientos de Santiago, en el marco de la operación Patos, reveló que la empresa Eiriña, epicentro de la trama, intentó falsificar las cantidades de material llevadas a un vertedero "con el fin de cobrar el máximo".

Con el Ayuntamiento solo tenía una obra, la rehabilitación de un yacimiento arqueológico adjudicado por 560.000 euros, en la que se preveía un movimiento de tierras que al final fue menor porque las rocas estaban más cerca de la superficie de lo esperado. De hecho, del presupuesto inicial de 28.110 euros de transporte de material al vertedero se pasó finalmente a 10.662, de ahí el intento de inflar la factura.

También se investigó la participación de Cespa en la urbanización, frustrada finalmente, de la conocida como Finca do Espiño. La Policía dice que la empresa presentó modificaciones de mejora, sin que se lo pidieran, en un intento de ganar el concurso.