Casi a diario, Gumersindo Álvarez acude al "Bacelo", a poca distancia de su casa en A Saceda, en el concello de Cualedro, para recoger alguna de sus sandías. El pasado domingo no fue una excepción. "Hacia las once y media de la mañana dijo que iba hasta allí para recoger un par y darle una a un vecino", explicaba ayer el hijo de este octogenario que es, por el momento, el único imputado por el incendio declarado el pasado domingo, que calcinó más de 2.000 hectáreas y que ha hecho mutar el paisaje otrora verde del municipio en lunar, tras el efecto devastador del fuego. Una acusación que su familia define como infundada: "Tenemos la certeza, al cien por cien, de que es inocente", reafirmaba su yerno ante la casa familiar de la que Gumersindo no quiere salir.

"Estando en la viña aquella mañana vio el fuego y decidió salir de la parcela", relató, "y justo en ese momento aparecieron dos vecinos". Eran un ciclista de la propia Saceda y otro vecino de A Pedrosa, el pueblo de al lado, y que según el hijo de Gumersindo Álvarez increpó a su padre: "Fuiste tú el que le prendiste, porque quieres desbrozar la finca", una acusación que provocó la intromisión del tercero, quien intentó defender a Gumersindo: "¿Cómo puedes decir eso, si no lo has visto?", le recriminó.

Esta es la versión de los hechos de la familia del imputado que el pasado viernes era puesto en libertad con cargos alrededor de las nueve de la noche tras varias horas de declaración en el Juzgado mixto número uno de Verín. "Se lo llevaron a mediodía y cuando llegó estaba deshecho. Es una persona de mucha edad y ahora no para de darle vueltas a la cabeza", se lamentaba el marido de su hija. La jueza le tomó declaración junto a otros cuatro testigos, que presuntamente lo habían visto en una pista parcelaria en el momento en el que se inició el incendio. Los Álvarez intentan hacer vida normal pero ahora les resulta difícil.