A menos de una semana de la reunión de las tres partes de la cadena del sector lácteo para tratar de llegar a un acuerdo sobre los precios, la industria ha echado un pulso al Ministerio de Agricultura. Tras la llamada al diálogo lanzada por el departamento que dirige Isabel García Tejerina entre ganaderos, industria y distribución para pactar unas tarifa que garanticen los costes de producción en las explotaciones, los contratos ofertados para septiembre ponen contra las cuerdas a las productores gallegos, los que menos perciben de todo el país por cada litro de leche que sale de sus granjas (menos de 28 céntimos). Pero los precios que ahora les proponen es todavía más bajo, al menos un céntimo menos, según denunciaron ayer desde Unións Agrarias (UU.AA).

Las industrias que mejor pagaron la leche en los últimos meses, entre 27 y 28 céntimos, pretenden igualarse por abajo con las que ofrecían a los productores una tarifa aún menor. "Utilizan estrategias sibilinas para pagar menos", advierte el secretario xeral de UU.AA, Roberto García. "Sin tocar el precio base", explica, la industria aplica una rebaja encubierta en la cotización de la leche con estrategias como, detalló, subir el nivel de exigencia a partir del que se paga a los ganaderos la prima por materia grasa. "No tiene explicación alguna de mercado, porque esa misma industria está pagando en las comunidades vecinas más que a los productores gallegos", denuncia Roberto García. "Es una auténtica provocación que se haga esto, advierte, cuando está abierta una negociación para alcanzar un acuerdo sobre los precios". Para los ganaderos, estas maniobras, "dejan mucho que desear" en lo que deber ser "una actitud transparente" por parte de la industria y suponen un "auténtico pulso al Ministerio" al "desafiar cualquier intento de negociación" para fijar unos precios mínimos.