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La carrera por el 'superdron' gallego

La Xunta compatibiliza la búsqueda de socios para explotar los aviones sin tripulación mientras compra dispositivos para vigilancia, catástrofes o control de viviendas ilegales

El director de la Axencia Galega de Innovación (Gain) recuerda que cuando el ferrocarril empezó a pisar el acelerador, los científicos se apuraron también a advertir de los supuestos peligros que aquella primitivísima alta velocidad podía representar para el cuerpo humano. Que las personas nunca aguantarían la presión de viajar a 100 kilómetros por hora. Que se desintegrarían. A la revolución de los vehículos aéreos no tripulados, los ya muy populares drones, le pasa un poco lo mismo, con esa percepción de que existen ciertas lagunas en la seguridad y que muy probablemente es lo que explica por qué la normativa parece ir por detrás de los avances tecnológicos que expandirían su uso. "Son tan seguros como uno tripulado -asegura Manuel Varela-. El temor es más psicológico que real". Por eso la Consellería de Economía e Industria trabaja con el convencimiento de que la legislación no tardará en adecuarse a las casi infinitas aplicaciones que ofrecen este tipo de aeronaves. "Cuando el sector explote en los próximos cinco o diez años, queremos estar bien posicionados", asegura el máximo responsable de la Gein. La carrera por el superdron gallego protagoniza uno de los contratos públicos más sustanciosos en forma y cuantía en estos últimos años para la Xunta, que se juega mucho en esta apuesta por la aeronáutica como uno de los motores de futuro para la economía regional.

El pasado día 3 se cerró el plazo para postularse como socio del Gobierno gallego en la creación de un polo industrial alrededor de los drones. "No queremos que sean proveedores, sino que hagan I+D en Galicia -explica Manuel Varela-. Se valorarán compromisos con las cadenas industriales de la comunidad, las relaciones con las universidades en materia de formación y que abran instalaciones aquí". A esos socios, uno o varios, les corresponderá, por tanto, "poner medios también y compromiso" para cerrar el círculo que abre Economía e Industria con la utilización del Aeródromo de Rozas como campo de pruebas, la vocación de la mayoría de consellerías de colaborar y evidentemente la financiación disponible. En principio, 25 millones de euros. Es la cantidad máxima que un proyecto puede absorber o el montante que se repartiría entre todos los seleccionados, aunque Varela insiste en que "si hay ofertas buenas y se firma el acuerdo con varias porque son complementarias y se necesitan más recursos, no habrá problema".

El acuerdo entre ambas partes no implicará la creación de una sociedad conjunta. No hay mezcla jurídica. Son contratos de asociación centrados "en investigación básica y aplicada, el desarrollo tecnológico y la innovación en Galicia en el ámbito aeroespacial". Con "objetivos de mercado" ligados a los resultados de las investigaciones.

En el bolsillo del llamado Civil UAVs Initiative quedan 20 millones que no tardarán mucho en moverse. En paralelo a la estrategia de investigar con socios que aporten su conocimiento industrial y tecnología punta para explorar los usos posibles de los drones, el departamento que dirige Francisco Conde quiere mejorar servicios públicos que son competencia de la Xunta. En este mismo 2015 arrancarán las consultas preliminares en el mercado en búsqueda de prototipos que se adapten a las necesidades detectadas por las diferentes consellerías. La parte más práctica y visible del proyecto.

¿Cuáles son esas funcionalidades a las que apunta la administración gallega? Algunas ya son conocidas. Por un lado, la gestión "eficiente" de los recursos terrestres, agricultura, ganadería y biomasa. "Si bien los recursos naturales de Galicia constituyen uno de sus bienes más preciados, estos se encuentran sometidos a diversas amenazas", señala el cuaderno del programa. Entre ellas están los incendios forestales, que provocan "pérdidas anuales de miles de hectáreas" y cuyo control y extinción "representa un alto coste para las arcas públicas". Por eso la Xunta ve en los aviones no tripulados un instrumento para mejorar la prevención porque podrían "monitorizar la vegetación y estimar estrés hídrico e índices de riesgo" o, si el fuego está en marcha, la "detección temprana de conatos" y evaluar después los efectos del fuego. La vinculación con esta funcionalidad va más allá porque los drones son, según apunta el documento, "una solución altamente efectiva para la detección y seguimiento de pirómanos" gracias a que pueden usarse por la noche y pueden radiografiar el terreno "a varios kilómetros de distancia".

La potencialidad de los drones como vigilantes se extiende a los inventarios forestales, ganado, cultivos, la erosión del suelo o los recursos acuáticos. Lo que permitiría tener información directa y "temprana" de vertidos y del agua disponible en cada momento en las cuencas hidrográficas. Fundamental pensando, por ejemplo, en el riesgo de inundaciones. En esa misma línea se enmarca la opción de aplicar las aeronaves a la supervisión del territorio. Por ejemplo, para la actualización del catastro "y la capacidad de control inmediato sobre la proliferación de edificaciones ilícitas". Lo mismo ocurre con el patrimonio histórico -para su correcta catalogación y su puesta en valor-, la generación de mapas cartográficos "con un bajo coste de operación" y el turismo. En este último caso, desde el punto de vista de la promoción -las grabaciones y fotografías aéreas-, pero también para el seguimiento de "aglomeraciones y destinos turísticos".

El cuarto pilar de lo que la Axencia Galega de Innovación llama "retos tecnológicos" es el empleo de los drones en emergencias: misiones de búsqueda de personas perdidas, valoración de los efectos de una catástrofe, apoyo en rescate y salvamento o la detección temprana de actos vandálicos o terroristas.

Todas estas funcionalidades se ponen en manos del mercado para que las empresas aporten soluciones tecnológicas. A ellas se podrían sumar otras ideas que precisamente se incuben en la otra parte de proyecto, en la del I+D en asociación. Como sucedió con las compras que el Sergas realizó para su programa de innovación sanitaria -la consulta móvil es una de las muestras más representativas-, Economía e Industria irá sacando desde mediados del próximo año y el siguiente 2017 pequeños concursos para la adquisición de los drones que mejor cumplan estos objetivos de mejora en servicios públicos.

La idea de compatibilizar los dos procesos juntos -I+D y llevar los UAVs al día a día de la administración-, ayudará, según Varela, a llamar la atención de las empresas y "dar atractivo" al polo industria que se pretende impulsar. "Un escaparate -resume-. Predicamos y damos ejemplo".

"Ha habido mucho interés de las empresas y esperamos poder trabajar ya desde diciembre"

  • La innovación nace en el mismo concepto del concurso. Una asesoría para el desarrollo precomercial. No se rige por la ley de contratos públicos, pero la Xunta asegura que se ha tenido en cuenta para el diseño de "un proceso transparente" con "criterios claros" e "igualdad de oportunidades", en el que en esta primera fase debe acreditarse la solvencia técnica y económica. Es lo que se está revisando en estos momentos.En las jornadas previas de trabajo al lanzamiento del concurso, algunas compañías de referencia en el sector como Airbus o Inaer avanzaron su intención de pujar para integrarse en la asociación con la Administración autonómica. Y todo apunta a que estarán entre los que se presentaron al concurso. "Ha habido mucho interés", se ciñen a responder el director del Gein ante la pregunta sobre la concurrencia de empresas. Si finalmente son muchas, los técnicos deberán seleccionar a las 10 mejores. La afluencia de candidatos y el análisis de la documentación es lo que marca el calendario, con la previsión de que todo quede listo para que en la primera o la segunda semana de septiembre las compañías que pasen la criba puedan presentar formalmente sus propuestas para que el 1 de diciembre "empecemos a trabajar".La Xunta admite que hay algunos usos de los que tiene en mente que probablemente choquen con la situación actual de la normativa. "El de la contabilización de turistas", ejemplifica Manuel Varela. Pero también es cierto que la Comisión Europea prepara ya una renovación de su reciente legislación y que la apertura será muy rápida. "El principal freno que puede tener el sector es el ancho de banda de radiofrecuencia que se necesita -apunta el director del Gein- . De hecho ahí hay también un hueco para investigar e innovar".

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