El matrimonio entre las Mareas y Podemos resulta casi imposible ahora mismo, aunque ambos bandos se esforzasen ayer por cuidar el lenguaje cordial, transmitir escenas de complicidad entre Beiras e Iglesias o emplazarse a nuevos encuentros. En la charla privada que ambos mantuvieron junto a otros dirigentes, el inquilino de A Reboraina tiró de retranca para recordarle a su antiguo discípulo -fue asesor de AGE en las autonómicas de 2012- que viajar a la "región" gallega -Iglesias tildó de error esa denominación usada por su equipo en un partido que presume de respeto a la plurinacionalidad y antes de encontrarse con uno de los tótems del nacionalismo gallego- para indicar cómo debían organizarse para las generales, no resultaba el mejor de los comienzos.

Iglesias considera que las Mareas constituyen un éxito municipal, pero insinuó en privado a sus posibles socios que a nivel estatal la fórmula no sirve. Que la válida para lograr el cambio es la suya. Incluso rebajó la tensión para indicar que no sería "ningún drama" si compiten en los comicios al Congreso, a pesar de que algún miembro de la cúpula de Podemos-Galicia también forma parte de la Marea Atlántica, lo que ilustra el galimatías de la situación.

Las Mareas, Anova y EU -a pesar del portazo dado por Iglesias a su candidato estatal, Alberto Garzón- confían en sellar un pacto en semanas y consideran que las primarias que inicia Podemos el 17 de julio no marcan una fecha límite. Pero no se sentarán a esperar un mesías de la Meseta. Ante la actual situación, el escenario más probable dibuja una Marea gallega -bajo un nombre a elegir, pero que bien podría ser ese- compitiendo en Galicia con Podemos, dejando al BNG ante la tesitura de ir solo o aceptar a la hasta hace poco denostada EU.

El próximo día 10 incluso está convocada una cumbre de las listas de unidad municipales para analizar el escenario político y comenzar a pergeñar un proyecto para las elecciones generales, una fórmula para dotar de músculo a proyectos inconexos más allá de las ciudades y alcanzar en plena forma las elecciones autonómicas de 2016, donde precisamente Podemos no tendría inconveniente en ceder sus siglas, a tenor de lo expuesto por Iglesias. Otra vuelta de tuerca.

El líder del partido morado parece haber llegado al tope de su negociación: un grupo parlamentario gallego, compartir siglas y reservar puestos a dirigentes de las Mareas en unas primarias teledirigidas que han generado ya fricciones a nivel interno. De hecho, esa postura ya la había planteado hace días, pero su deferencia por Beiras provocó que llegase a Galicia para plantearla.

La oferta no cuajó en unas conversaciones que presenciaron Yolanda Díaz (EU), miembros de la Marea Atlántica y la cúpula de Podemos-Galicia, como Breogán Riobóo y Antón Gómez-Reino, Antón Sánchez (Anova) o Rubén Pérez (Marea Vigo).