La demografía de Galicia sigue en números rojos. Con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año pasado sobre la mesa, se confirma que un año más -y ya irían 27- la comunidad gallega acumula más defunciones que nacimientos y que este fenómeno va desangrando su población, a lo que se suma también el declive en la entrada de inmigrantes. Solo en 2014 se registraron en Galicia un total de 10.299 decesos más que alumbramientos, lo que otorga a la comunidad, una vez más, el dudoso honor de liderar los rankings autonómicos en este capítulo.
Los 19.626 niños que nacieron el año pasado, según datos provisionales, en alguna de las cuatro provincias gallegas (sobre todo en A Coruña, donde vino al mundo el 41,9% del total, y en Pontevedra, el 37,6%) no bastaron para compensar 29.925 fallecimientos. Con todo, esa diferencia, ese saldo vegetativo negativo de 10.299, no es la peor que afrontó Galicia desde el inicio de la crisis, ya que 2013 se había cerrado con 10.706 habitantes menos por la incapacidad para reemplazar los decesos.
De hecho, y a pesar de que la comunidad encadena un sexenio de caída continua del número de alumbramientos, el ritmo que llevaba ese descenso se ha amortiguado, ya que entre 2013 y 2014 nacieron en Galicia un total de 101 niños menos, lo que representa una caída del 0,5 por ciento, mientras entre 2012 y 2013 esa reducción fue de un 6,4%. Desde 2008, antes de la crisis, el último año en que la comunidad registró un repunte, la caída acumulada es del 15,3%. Con los nacimientos registrados el año pasado, Galicia se retrotrae hasta la cifra del año 2000.
Además, el hecho de que la comunidad anote también el año pasado, aunque ligero, un descenso en el número de nacimientos, la aleja de la evolución del conjunto del Estado, que consigue en 2014 por primera vez desde haber alcanzado en 2008 el récord de nacimientos en 30 años, romper la tendencia de aminoramiento, aunque fuese de forma casi simbólica, con un 0,1% más, lo que se tradujo en 588 neonatos.
La estadística condena a Galicia a la segunda tasa bruta de natalidad (nacimientos cada mil habitantes) más baja de España, 7,2, tras Asturias (6,3) (frente al 9,1 de España). También caen las defunciones, un 1,6%, lo que ocurre asimismo en Extremadura y Ceuta. Eso no impide que la tasa bruta de mortalidad en Galicia sea 10,9, la tercera más alta del país, tras Asturias y Castilla y León.
Galicia no es la única que pierde población en los movimientos naturales (que no incluyen la inmigración). En Castilla y León restaron 9.875 habitantes, y más de 6.200 en Asturias. Y así hasta un total de nueve comunidades.
En esa tesitura no es extraño que la edad media de los gallegos se eleve, año a año, hasta llegar a los 45,8, la tercera más elevada del país, con una esperanza de vida de 83 años (como la estatal). El envejecimiento de la población preocupa a gobiernos y expertos. Ourense acogerá este fin de semana la 27ª edición del Congreso de la Sociedade Galega de Xerontoloxía y Xeriatría, que reunirá a especialistas de Francia, Portugal, Chile y Paraguay bajo el lema "Atención sociosanitaria: modelos de atención, coordinación y nuevas necesidades". En el encuentro los asistentes abordarán temas como el envejecimiento rural y la longevidad, cómo abordar la cronicidad o la calidad de vida de los mayores, un asunto de especial relevancia en Ourense y Lugo.
