El BNG teme que la irrupción de nuevos partidos se una a la crisis electoral que vive desde la década pasada y ponga en riesgo su presencia en el Congreso de los Diputados, donde cuenta con dos asientos y que constituye la principal fuente de ingresos de la formación. Para blindar su continuidad en la Cámara estatal, la formación ha contrarrestado la oferta de una Marea gallega realizada por AGE con un llamamiento a las fuerzas gallegas para unirse en una alianza en la que cedería incluso las siglas. Como condición: no recibir órdenes de Madrid y garantizar un grupo parlamentario propio, lo que excluiría a Podemos o Esquerda Unida y fragmentaría la izquierda.

El portavoz parlamentario de la formación frentista, Francisco Jorquera, explicitó su oferta tras la reunión de la junta de portavoces en la Cámara gallega. Esa candidatura unida debería tener su "centro de decisión" en Galicia, no someterse a las órdenes de una fuerza estatal y garantizar un grupo parlamentario propio que permitiría, alegó, que los problemas de la comunidad tengan reflejo. "Se va a vivir una segunda transición", considera, y la comunidad debe contar con una representación "propia y potente".

El Bloque aspira a atraer a fuerzas como Anova o Compromiso por Galicia, nutridas en parte de exmilitantes del Bloque, aunque escuchará las aportaciones de la militancia y simpatizantes antes de tomar la decisión final sobre su estrategia, como recordó ayer Jorquera, que alegó que es tiempo de "escuchar". Pero también quiere acercarse a las Mareas después de su éxito del pasado 24-M.

Esa postura ha generado un debate interno en el seno del BNG que todavía se mantiene. Frente a las críticas de la Unión do Povo Galego (UPG), la fuerza hegemónica en el seno de la formación, a las listas "ciudadanas", el portavoz nacional, Xavier Vence, apuesta por un acercamiento para tratar de reconducir electoralmente a su formación, que se ha quedado fuera de las corporaciones de ciudades como Vigo u Ourense.

Con otras siglas

Su oferta parece distar también del éxito, al igual que sucedió en las elecciones europeas del año pasado cuando el BNG trató de aliarse con Anova vetando a EU, su socio en AGE. Desde la formación de Beiras tienen claro que la posibilidad de "cambiar el sistema" pasa por la unidad de la izquierda bajo el requisito de respetar la plurinacionalidad estatal.

El Bloque está dispuesto a sacrificar sus siglas en esa coalición para lograr el objetivo de que Galicia cuente con un grupo parlamentario propio que solo responda ante organizaciones con sede en Galicia, según reconocen fuentes de la formación.

Cada año ingresa medio millón de euros procedente solo del Congreso debido a sus dos asientos, además de las cuotas aportadas por sus diputadas y las subvenciones que le corresponden para su funcionamiento con cargo a los presupuestos. Estas cifras, así como las aportaciones de la militancia, resultaron clave para reducir de más de 4 a 1,9 millones su deuda en tres años, por lo que la pérdida de representación agudizaría su crisis económica.

En el ámbito político, el BNG se juega también la inercia con que llegar a las autonómicas de 2016, una prueba clave para la visibilidad autonómica de su proyecto. De los 18 diputados y un 25% de votos de 1997, ha pasado a los 7 de 2012, con solo el 10% de apoyos. En las municipales del pasado día 24, perdió 72.000 votos respecto a los comicios de 2011 y se desplomó casi cuatro puntos, lo que provocó que se dejase 121 concejales.

A pesar de ello, mantuvo muchas de las alcaldías que mantenía en localidades de tamaño medio como Ribadeo, Tomiño, Carballo o Bueu, entre otras.