Más de 85.000 alumnos habrán de dejar cuando termine el curso escolar los libros en sus colegios, que luego se encargarán de entregárselos a otros estudiantes para que los reutilicen el próximo curso. La Consellería de Educación trabaja en la organización del fondo solitario de libros de textos y pondrá a disposición de los centros una aplicación informática para ayudarles en la recogida y reparto de los manuales y así "minorarles el trabajo". El departamento de Roman Rodríguez contará con la colaboración de las asociaciones de padres también para gestionarel paso de los libros de unos alumnos a otros.

Los estudiantes deberán devolver los manuales en junio, coincidiendo con el fin de las clases, pero para los suspensos se alarga el plazo hasta septiembre.

La Xunta decidió alargar la vida de los libros escolares que se compran con cargo a ayudas públicas y crear su propio banco de libros.A nivel privado, en los concellos de Galicia ya surgieron muchos bancos de libros cuando arreció la crisis económica. También hay webs en las que se pueden adquirir los libros de segunda mano a un precio inferior al original.

Este curso casi 132.000 alumnos recibieron una beca de Educación para la adquisición de los manuales. Excepto los estudiantes de primero y segundo de Primaria, al resto, que serán unos 85.000, ya se les pedía cuando se les concedía la ayuda, que cuidarán del material porque al final del curso se les reclamaría su devolución para poder entregárselo a otro alumno para el próximo curso.

La medida disgustó a los libreros que ven como se merma el negocio. El pasado año, Educación destinó 18,3 millones a financiar la compra de libros de texto. Los manuales comprados con cargos a esta partida se reciclan para el próximo curso. "Se incentivará la cultura de la colaboración y la solidaridad, adquiriendo hábitos cívicos", explicaba ayer el director xeral de Centros y Recursos Humanos, José Manuel Pinal.

En su intervención, Pinal también explicó los motivos por los que se deben cambiar los libros cada cierto tiempo. Así, en primer lugar, recordó que la Xunta aprobó en 2013 una vigencia de seis años para estos manuales, acción que permitió aplazar su cambio hasta la entrada en vigor de la Lomce.

Además, precisó que los libros deben ser cambiados siempre en primero y segundo de educación primaria por el tipo de uso que hacen de ellos los alumnos, que limita su reutilización, y también una vez que se supere su periodo de vigencia. Por último, en cuanto a la implantación de la Lomce, explicó que "por sí misma no determina un cambio de todos los libros", sino que "corresponde al profesorado" decidir.