Los datos económicos muestran signos de recuperación, pero tan solo cuatro comunidades, entre ellas Galicia, cerraron el año pasado cumpliendo el límite del 1% de déficit público. Los ajustes impuestos por la crisis supusieron un tijeretazo al gasto público, y voces como el Foro Económico de Galicia reclaman una inyección de fondos de la administración para reanimar la economía, que en Galicia creció apenas un 0,5%, casi un punto menos que la media estatal. Y es que la comunidad ha sido la que mayor recorte de gasto bruto ha aplicado en la última década y la segunda en la que más se han reducido los ingresos en función del PIB en ese mismo período, según un estudio de Fedea. La Consellería de Facenda, sin embargo, sostiene que el balance es contrario y que incluso el gasto corriente el año pasado se incrementó un 13%, medio punto por encima de la media, a pesar de la caída de ingresos. "Fue posible porque Galicia gastó en intereses de deuda mucho menos que la media", añade el departamento.
El último estudio de la fundación Fedea, titulado Las finanzas autonómicas en 2014 y entre 2003 y 2014, elaborado por Ángel de la Fuente, ofrece una radiografía contable autonómica. Al analizar la última década, el informe concluye que el gasto público gallego se contrajo un 1,09% del producto interior bruto de la comunidad durante un período que comprende gobiernos de PP y PSdeG y BNG, si bien el mayor tijeretazo se intuye desde 2009 debido a la crisis. Durante la última década, junto a Galicia solo Navarra y Castilla y León presentan una disminución del gasto, que a nivel total se incrementa en las comunidades el equivalente al 1,08% de su riqueza.
Galicia también aparece en los puestos destacados en cuanto a la reducción de ingresos esta década, pues solo Extremadura, con un -2,02%, experimentó una mayor caída que el -1,87% gallego, punto y medio más que la media. La diferencia entre ambas radica en que Extremadura disparó su gasto, por lo que su saldo presupuestario es de un -3,62%. Por contra, Galicia presenta el balance más equilibrado de todas las comunidades, con apenas una variación del -0,78%, la mitad que la media.
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En el último año, ese desequilibrio se elevó al 0,12%, pues los ingresos cayeron apenas un 0,04% -cuatro veces menos que la media-, pero los gastos también disminuyeron un 0,16% -cinco veces más que la media-.
Facenda defiende un cambio en la contabilidad el año pasado respecto al balance de la década en cuanto al gasto por habitante. Este se situó apenas medio punto por debajo de la cifra de 2003, según los datos de Fedea "a precios constantes". Esta estadística desglosada muestra que, en gastos corrientes, Galicia desembolsó un 13,5% más por habitante que entonces, mientras que es "la tercera comunidad donde menos creció el pago de intereses de deuda". Esto le permitió "blindar y aumentar el gasto social", aunque la inversión se quedó casi un punto por debajo de la media
Esgrimir estos datos como aval de la calidad de los servicios públicos, sin embargo, es puesto en duda por el autor del informe de Fedea. Ese se pregunta "por qué las administraciones regionales han sido incapaces de mantener la calidad de los servicios fundamentales pese a contar, en principio, con recursos suficientes para ello" si fuese correcto asociar el aumento de gasto corriente con mayores prestaciones.
El informe rebaja la alarma sobre el incumplimiento del déficit, que atribuye a un "descenso técnico" de ingresos debido al sistema de financiación autonómico, que tarda en incorporar subidas que da por seguras. Sin embargo, sí alza la voz para destacar las consecuencias de cuadrar las finanzas a costa de rebajar inversión, cuya consecuencia puede ser la merma de la atención a los ciudadanos. "Buena parte de la mejora de sus saldos presupuestarios [de las comunidades] registrados durante los últimos ejercicios se debe a un fuerte recorte de las partidas de inversión, que seguramente no podrá mantenerse por mucho tiempo sin comprometer la calidad de los servicios de titularidad autonómica", cree De la Fuente.
Este considera que las comunidades han seguido un patrón "extremadamente procíclico", con grandes desembolsos en período de bonanza y "profundos recortes en época de crisis".
