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Interés y morriña en la busca de los orígenes

La Xunta tramitó 22.000 expedientes de emigrantes interesados en sus raíces desde 2010 - Las gestiones para la nacionalidad protagonizan aún la mitad de las peticiones

Representantes de la Casa de Galicia en el Día de la Hispanidad en Nueva York. // Vicent Villafañe

La colonia gallega en el exterior sigue creciendo, ajena a las dificultades demográficas de su patria. Respecto a cuando se celebraron las últimas elecciones generales, en noviembre de 2011, el número de gallegos residentes en el exterior con derecho a voto se incrementó en torno a un diez por ciento, hasta alcanzar el récord de 431.912 personas, al ritmo de mil altas por mes en el censo de emigrantes. Si la biología, y los descendientes naturales de la diáspora, pueden explicar una parte de este fenómeno, también está relacionado con el hecho de la adquisición de la nacionalidad española gracias a la Ley de Memoria Histórica, que conlleva también el poder ejercer el derecho de sufragio. Aunque los plazos para realizar las solicitudes finalizaron, al menos de forma oficial, a finales de 2011 -incluida una prórroga para dar abasto a la demanda-, la burocracia vinculada al proceso todavía no está cerrada.

Así lo demuestra el hecho de que desde ese año, es decir, solamente entre 2012, 2013 y 2014, el 93 por ciento de los descendientes de gallegos esparcidos por el mundo que se han puesto en contacto con la Secretaría Xeral de Emigración para obtener algún asesoramiento sobre su pasado o sus posibilidades como beneficiarios de ciertos derechos, lo haya hecho, específicamente, para solicitar partidas de nacimiento y fes de bautismo que demuestran su filiación legal. No obstante, el Ejecutivo gallego también incluye en este porcentaje aquellos que han solicitado asesoramiento para buscar a familiares en Galicia, probablemente movidos por la curiosidad por sus raíces, como se observa en el espacio virtual habilitado por la Xunta para ello.

El porcentaje anterior se traduce, en cifras absolutas, en 10.690 peticiones específicas de documentos que acreditan parentescos con gallegos, de un total de 11.408 expedientes tramitados por la Administración en los últimos tres años, en los que también se incluyen los que se registran para dar información a los interesados en herencias, ayudas económicas, pensiones, becas para estudios, acceso a cobertura de enfermedades o solo para viajes.

Esos 10.690 expedientes que versaron sobre reclamaciones de papeles suponen una cifra prácticamente equivalente, según los datos facilitados por la Secretaría Xeral de Emigración, a las 10.867 peticiones vinculadas también a trámites burocráticos realizadas por emigrantes o sus descendientes durante los años previos, 2010 y 2011.

En ese período el elevado interés de la diáspora era comprensible, ya que estaba abierto todavía el plazo de presentación de solicitudes para adquirir la nacionalidad española al amparo de la Ley de Memoria Histórica -acabó a finales de 2011- y eso se tradujo en 2010 en 4.133 emigrantes interesados por documentos concretos y en 2011, el año en el que se registró la mayor concentración de demandas de este tipo de credenciales, que protagonizaron 6.734 de los poco más de siete mil expedientes que pasaron, de una u otra forma, por manos del Ejecutivo gallego.

Desde el departamento que dirige Antonio Rodríguez Miranda consideran que el hecho de que en los últimos años se mantengan las numerosas solicitudes de documentos que dan fe de la vinculación del interesado o sus antepasados con la comunidad gallega está vinculados a los trámites para conseguir la ansiada nacionalidad española todavía no han finalizado y que a los solicitantes se les requiere más documentación, lo que alarga el proceso.

De hecho, los colectivos vinculados a la diáspora han criticado de forma reiterada la falta de medios en embajadas y consulados para atender el volumen de solicitudes y también de las dificultades para obtener los certificados de nacimiento de sus padres o abuelos. Con todo, en 2013 eran ya unos 75.000 hijos y nietos de emigrantes gallegos los que habían logrado la nacionalidad española.

Las cifras de la Secretaría Xeral de Emigración provienen de que echa una mano a los interesados dándoles información de a dónde pueden acudir para obtener partidas de nacimiento y fes de bautismo. La Xunta tiene un acuerdo con los archivos de las diócesis gallegas para facilitar la tramitación a miles de descendientes de emigrantes gallegos de estos papeles. Porque hasta mediados de siglo o incluso más allá, los registros de nacimientos y matrimonios los llevaba la Iglesia. No todo el mundo acudía al Registro Civil para dejar constancia de sus novedades vitales, por lo que el registro más fiable es el de las diócesis.

Pero no solo la Administración autonómica coopera con quienes desean indagar de dónde vienen sus antepasados, sino que, explican desde el Ejecutivo, pueden acudir a otras instancias, como al Gobierno central o la Iglesia por su cuenta y eso no se contabiliza.

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