Es el primer año de la reforma local, Xunta y Fegamp plantaron cara a Hacienda con una ley de adaptación a Galicia y que permite a los concellos seguir prestando los servicios sociales pese a ser competencia autonómica. El presidente de la Fegamp ensalza lo positivo de la ley promovida por Montoro aunque son más los peros, cuestiona los escasos fondos que reciben los ayuntamientos del Estado, defiende el papel de las diputaciones si se adaptan a las necesidades actuales y apuesta por más fusiones aunque matiza que el problema de los concellos no es tanto de número sino más de competencias.

-Éste es el primer año de la controvertida reforma local de Hacienda. Uno de los primeros cambios que habrá que acometer será el traspaso de servicios sociales a las comunidades o que éstas les dejen seguir prestando esos servicios a los municipios pero con financiación autonómica. Algunos alcaldes gallegos ya advirtieron del "caos" que supondría traspasar estos servicios a la Xunta...

-La sensibilidad de los territorios españoles ha sido diferente en cuanto al tratamiento de los servicios sociales y lo que se ha defendido unánimemente en Galicia por los diferentes grupos políticos es el carácter irrenunciable de los servicios sociales como competencia municipal. Esto ha servido para dos cosas: la primera para conseguir que Galicia tenga una ley que permite que los servicios sociales sigan siendo competencia municipal; y la segunda, para hablar de la financiación, que en este caso está canalizada a través del Plan Concertado y de los planes de dependencia. En Galicia los ayuntamientos siguen prestando los servicios sociales y no tienen intención alguna de que sean las comunidades autónomas las que ejerzan esta competencia.

-Los fondos del Plan Concertado y de los planes de dependencia, ¿son suficientes para que los concellos hagan frente a los gastos que acarrean?

-El coste de los servicios sociales en estos momentos de dificultad está aumentando y está requiriendo aportaciones municipales. El Estado dijo que iba a reformar la financiación autonómica pero no lo ha hecho. Por tanto aquellos que fiaban ese trasvase competencial a las comunidades tendrán que esperar. Hay que ser responsables y si hemos solicitado para nosotros la competencia obviamente tenemos que pedir más recursos pero también aportarlos, como estamos haciendo en este momentos. No se trata de estar pensando en quién es competente, sino en cómo resolver mejor el problema. Y si tenemos que poner recursos los ayuntamientos, lo hacemos. No vamos a renunciar a hacerlo.

-¿A qué se debió la asfixia financiera de los ayuntamientos durante la crisis: al parón del ladrillo, la caída de fondos del Estado, los servicios impropios?

-Ha habido ejemplos en el pasado de gastos poco entendibles, pero tenemos que sacar la lección de la crisis: hay que mirar cada euro público como si fueran euros particulares y no hacer nada que no haríamos con nuestro propio patrimonio. Los ayuntamientos han sido rápidos frenando este tipo de gastos y adaptándose a su capacidad financiera. Por eso podemos decir que el conjunto de la deuda de los concellos ha descendido en estos años de dificultad y que los objetivos de déficit publico son cumplidos por las administraciones locales.

-¿Ve excesivo el control de Hacienda sobre los ayuntamientos frente a otras administraciones?

-No voy a valorar los requisitos que pone Hacienda, lo que puedo destacar en el caso de los ayuntamientos es que cumplen mayoritariamente con esos requisitos. Como es la administración más débil es más fácil estar pidiéndole constantemente el cumplimiento de determinados objetivos. También es cierto que hay comunidades autónomas que están intervenidas, pero de eso se habla menos.

-Los concellos tendrán que calcular por primera vez el próximo año el coste efectivo de los servicios municipales. Eso permitirá ver si hay ayuntamientos que gastan más en un mismo servicio que el de al lado.

-Hay que tener cuidado a la hora de establecer los parámetros que van a regular el coste efectivo del servicio. Los ayuntamientos juegan un papel importante de cohesión del territorio y, por tanto, un concello del interior de 200 kilómetros cuadrados no puede recibir menos para iluminación que un ayuntamiento de 40 kilómetros. Esperemos que Hacienda tenga en cuenta las particularidades de Galicia, como población, dispersión o envejecimiento, para fijar los baremos para calcular el coste efectivo. También tiene que haber criterios autonómicos porque la realidad de las comunidades es muy diferente.

-El Gobierno ha aparcado la reforma de los sistemas de financiación local y autonómica, ¿hacia dónde debe ir el nuevo modelo de reparto de fondos del Estado a los ayuntamientos?

-Hay un objetivo del que se lleva hablando muchos años. No parece razonable que la administración más próxima al ciudadano administre solo el 13% del conjunto de los fondos públicos que reparte el Estado.

-También se lleva años hablando de la fusión de concellos, pero por ahora en Galicia solo ha habido una: Oza-Cesuras. ¿Están más en camino?

-Es la primera en 44 años. Hasta ahora el camino era el contrario. Hoy ya nadie se plantea disgregar ayuntamientos. Hemos dado un paso importante en dos direcciones: la fusión y la unión para prestar servicios. Tenemos muchísimas experiencias de gestión de servicios donde se ponen de acuerdo varios ayuntamientos. Esto, que era impensable hace poco tiempo, traerá la unión total que es la fusión.

-¿El problema es la mentalidad localista de Galicia, que los regidores no están dispuestos a dejar el bastón de mando?

-Cuando se ve que un servicio se puede prestar mejor y con más calidad, nunca debe ser esa visión localista un obstáculo para dar pasos.

-¿La apuesta ahora pasa por la unión y más a largo plazo por la fusión?

-La fusión es el último eslabón de la escalera de la unión.

-El presidente de la Diputación de A Coruña advertía hace poco de que de no hacerse la fusión de manera voluntaria se corre el riesgo de que se acabe imponiendo...

-Ahora es voluntario pero nadie debe dejar de tener como objetivo la fusión y unión de esfuerzos.

-¿Ve que el problema es más de competencias que de número de concellos?

-El número de ayuntamientos no es lo más importante, sino las competencias y el coste que supone su ejercicio.

-Pero 314 ayuntamientos ¿no son excesivos para un territorio como Galicia?

-Hay otras comunidades con población similar con muchísimos más ayuntamientos, como Castilla y León con más de 2.200.

-¿Son necesarias las diputaciones o son una organismo del pasado que debería ser suprimido?

-Son mucho más antiguos los ayuntamientos que las diputaciones y las autonomías. El problema no es ser del pasado, sino ser capaz de responder a las nuevas necesidades. Y las diputaciones tienen que ser capaces de responder a las nuevas necesidades y dentro de los objetivos de las diputaciones el de coordinar el territorio es muy interesante. Hay ejemplos de coordinación de servicios por parte de las corporaciones provinciales muy importantes. Las diputaciones tienen que ahondar en el camino de ser el ayuntamiento de los ayuntamientos. Donde existe ya un servicio importante, no podemos pensar en crear otro. Tenemos ser capaces de delegar en aquel que lo esté haciendo mejor y al mejor precio y sin pensar en nuestras competencias.