La Dirección Xeral de Enerxía e Minas acaba de autorizar el proyecto de ejecución y la declaración de utilidad pública de la subestación eléctrica de Regoelle, ubicada en el municipio coruñés de Dumbría. El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicaba esta pasada semana el permiso definitivo para una instalación incluida en la planificación de las obras del sector energético hasta 2016 por su importancia para "el mallado de la red de transporte" en la comunidad y su labor de "apoyo a la distribución". Fue uno de los proyectos que se mantuvo tras el cribado por parte del Gobierno central en el marco de su estrategia contra el déficit tarifario -la diferencia entre lo que pagamos por el servicio y lo que cuesta mantenerlo- para evitar así el gasto en refuerzos del sistema que no sean prioritarios. El Ministerio de Industria tiene ahora mismo entre manos el borrador de una nueva planificación que sustituirá la actual y que llegará a 2020. Y en ella no figura la adaptación de la subestación a otra de sus posibles funciones, como punto de evacuación para la nueva eólica que se active en Galicia. Ni Regoelle, ni la de Ludrio (Castro de Rei, Lugo). Ambas iban a ser supuestamente el destino de la producción de alrededor de un tercio del total de la potencia -2.325 megavatios (MW), que se quedaron en 1.939 tras las renuncias y retiradas por incumplimientos- repartida en el concurso.
En el caso de Regoelle, según confirman fuentes conocedoras del borrador de la planificación, falta una línea que permita a las subestaciones servir de nudo de evacuación. Que los aerogeneradores puedan verter la electricidad hasta ellas para luego llevarla a la red de transporte y cubrir la demanda energética de hogares y empresas. Para Ludrio se necesita un nuevo transformador. Si los trabajos no aparecen en el listado de futuras obras que maneja el departamento que dirige José Manuel Soria no es porque se hayan quitado. Es que nunca se contemplaron.
Los ganadores del concurso con parques en el entorno de Dumbría y Castro de Rei pudieron igualmente fijar su conexión a cualquiera de las dos subestaciones. Pero la inclusión en la planificación es obligatoria para que luego Red Eléctrica de España (REE), encargada del transporte y sus mejoras, ejecute cualquier obra.
¿Cómo se elabora la planificación? Las autonomías y los principales agentes del sector -distribuidores, productores y grandes consumidores, entre ellos- hacen sus propuestas y con ellas, y en función del entorno macroeconómico y las previsiones de comportamiento del consumo eléctrico, REE perfila un primer borrador que entrega al Ministerio de Industria. A partir de ese momento, el Gobierno central asume el proceso en su totalidad y tras su revisión lo remite de nuevo a las comunidades. En ese momento está, según confirman fuentes oficiales. La Xunta, según pudo saber FARO, cuenta con el documento y es consciente de que la posición de evacuación en Regoelle y el transformador de Ludrio no aparecen.
El margen para negociar parece difícil ante las premisas que Industria marcó desde el primer momento, cuando en diciembre de 2012 abrió el procedimiento para efectuar las propuestas de desarrollo de la red de transporte de energía eléctrica. Seguridad del suministro, eficiencia económica y sostenibilidad medioambiental. El ministerio asegura que las inversiones acumuladas en estos últimos 14 años permitieron a España disponer de un sector "de los más robustos del mundo en cuanto a seguridad del suministro". Su mantra constante insiste en que en estos momentos se cuenta con potencia de sobra en funcionamiento para afrontar la demanda de electricidad. De ahí el freno a nueva eólica y, en general, las renovables. Un objetivo que choca directamente contra el concurso eólico y la posible justificación para lograr las obras en las dos subestaciones gallegas.
La demanda en Galicia está en niveles de 2006
- En España hay, según el Ministerio de Industria, "exceso de capacidad instalada". Es decir, que existen más centrales de producción eléctrica de las que se necesitan en este momento para dar luz al consumidor. Una situación que "se ha acentuado" por la caída de la demanda. Ya a finales de 2012, cuando el Gobierno central lanzó la orden que iniciaba el proceso para que las administraciones implicadas y los agentes del sector pusieran sobre la mesa sus necesidades de futuro asumía que ese ejercicio y el de 2013 serían otra vez periodos de caída en el consumo. Como así fue. "De cara al futuro, el sistema energético se enfrenta a una importante transformación como consecuencia de las restricciones de carácter medioambiental como económico, y la planificación energética no puede ser ajena a dicha transformación", advertía Industria. El consumo en Galicia el pasado año alcanzó los 19.538 gigavatios hora (Gwh), un 5,8% menos que en 2010, cuando la comunidad alcanzó su máximo histórico, a las puertas de la recesión. Así que la demanda estaba al cierre de 2013 en niveles de 2006. Sin perspectiva, según los expertos, de una mejora exponencial que vuelva a colocarla en los índices de los ejercicios de bonanza. La enorme caída de la producción industrial, casi un 5% en lo que va de año, hace pronosticar una nueva reducción en 2014. Porque ahí se concentran los grandes consumidores.
