Antonio Fernández-Campa asume la gerencia del Sergas con el reto de llevar a la práctica la ley de garantías sanitarias y gestionar un departamento que consume una tercera parte de los presupuestos autonómicos en época de ajustes. La conselleira, Rocío Mosquera, dijo que su tarea será "continuista". De perfil economicista, releva a Nieves Domínguez tras su renuncia después de dos años en el cargo.

-¿Qué objetivos se propone?

-Ahora tenemos que trabajar en el plan estratégico del Sergas 2014-2020 y definir las líneas de cómo podemos continuar mejorando la labor diaria, en los programas de prevención o la capacidad de resolución de atención primaria.

-Está pendiente la implantación de las áreas de gestión clínica. Los médicos se resisten...

-Probablemente el momento en que planteamos el desarrollo de las áreas de gestión clínica no fue el más fácil porque existían problemas en otras comunidades que se querían identificar con la gestión clínica. Desarrollamos un decreto para clarificar cómo llevar a cabo esas unidades y fijando tres cuestiones importantes para su definición: que nunca tendrían personalidad jurídica, sino que estarían dentro de la estructura del Sergas; que se constituirían de forma voluntaria y que el personal seguiría siendo estatutario.

-¿Cree que los profesionales lo asumirán finalmente?

-Me gusta pensar en la gestión clínica desde el punto de vista de la calidad de la asistencia sanitaria y no desde el punto de vista del ahorro, que es muchas veces de lo que se trata de hablar cuando se habla de gestión clínica. La calidad al final lo que va a conseguir es un ahorro. Si evitamos repetir pruebas a los pacientes, es una mejora asistencial, porque los mareamos menos, pero también supone una mayor eficiencia en la gestión.

-¿No renuncian al proyecto?

-No.

-Otra tarea pendiente es llevar a la práctica la ley de garantías sanitarias, que fija un máximo de 60 días para una intervención. ¿Cuándo se desarrollará ese aspecto?

-En esa ley lo más visible parece el tema de los tiempos de espera, pero es un cambio muy importante en nuestra organización. Está también la segunda opinión, la libre elección... Estamos sacando los desarrollos reglamentarios. El principal cambio que supone esa ley es que consolida la priorización de las esperas por gravedad, que pensamos que es algo razonable.

-¿Se va a ver en esta legislatura?

-Estará desarrollado íntegramente el proceso de desarrollo de la ley.

-¿Qué coste supondrá aplicarla?

-Tenemos que ser capaces de hacer el desarrollo con los recursos que tenemos.

-El presidente de la Xunta cree que se puede incidir más en la eficiencia del gasto farmacéutico...

-La busca de la eficiencia es un objetivo fundamental para cualquier gestor público. Ahora más aún porque tenemos un escenario difícil.

-¿Eso significa más recortes?

-Reducir el gasto no significa reducir prestaciones. Tenemos ejemplos, como el ahorro derivado de la prescripción de más genéricos, los planes de racionalización energética o las compras centralizadas, que suponen un ahorro de costes muy importante pero ninguna reducción en la prestación. Trabajamos en muchas líneas de actuación que se pueden seguir ejecutando que buscan reducir los costes pero no necesariamente en la prestación, sino mejorando los costes de adquisición.

-El Gobierno permitirá una tasa de reposición del 50% en sanidad. ¿Cómo lo aplicará el Sergas?

-Es una buena noticia. Hay que valorar nuestras necesidades, qué categorías y especialidades no pudimos atender otros años y por tanto tengamos que priorizarlas más.

-La sanidad es un sector convulso. ¿Buscará apaciguar los ánimos?

-La sanidad es lo que más preocupa a los ciudadanos. Nuestra obligación es trabajar por ella y, sobre todo en proyectos importantes que tenemos que desarrollar ahora, implicar en la mayor medida posible a todos los agentes que intervenimos. Es muy difícil que todos podamos estar de acuerdo en todos los temas pero debemos buscar la participación de todos en la valoración de problemas y busca de soluciones.

-Se especuló con que el relevo de Nieves Domínguez obedecía a tensiones con la conselleira.

-No. La conselleira y Nieves Domínguez llevan trabajando juntas cinco años. Yo llevo menos y lo que siempre vi es un equipo cohesionado. Evidentemente, puede haber distintos puntos de vista para determinados problemas, pero dentro de esa situación, que es lo habitual en cualquier equipo directivo con los que pude trabajar, siempre me encontré dentro de un clima de cordialidad absoluto dentro de la Consellería.