"Asegurar un suministro energético estable, competitivo y sostenible dentro de la UE" es una de las diez principales líneas de actuación que La Moncloa incluye en su "Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España", un documento al que dio el visto bueno el Consejo de Ministros el pasado mes de julio que funcionará como un "plan de acción" con propuestas de actuación destinadas a ponerse en marcha "en el corto plazo" para "situar a la industria en el centro de la recuperación económica".

En esa línea de actuación, y con el objetivo concreto de la "mejora de los costes asociados a la energía" para las empresas industriales -el Gobierno sostiene que en España su coste eléctrico "es un 10% superior" al medio de la Unión Europea-, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo incluye en el documento, al que ha tenido acceso este diario, entre las medidas "prioritarias", la de "favorecer la exploración y explotación del gas natural no convencional y otras fuentes de energía", enunciado que remite, una vez más, al impulso por parte del departamento que dirige José Manuel Soria a la técnica del "fracking", que, para liberar hidrocarburos de las rocas, amplía su fractura inyectando agua a presión mezclada con arena y una serie de aditivos químicos.

Pese a la reiterada insistencia del ministro, que incluso defendió que prescindir de su uso era un "lujo" que el país no se podía permitir, Galicia de momento parece un terreno poco abonado para la polémica técnica de la fractura hidráulica, contestada desde ciertos sectores sociales y desde varias autonomías. No solo porque aparentemente no hay empresas interesadas en recurrir a su uso en la comunidad, sino también porque la Xunta, como señalan fuentes de la Consellería de Economía e Industria, sigue "reacia" a contemplar su utilización y se remite al acuerdo del Parlamento gallego, donde, por unanimidad, en febrero de 2013 todos los grupos reclamaron una moratoria hasta que se garantizase la "inocuidad" de la técnica.

Cuando se debatió esta proposición no de ley, auspiciada por Alternativa Galega de Esquerda, la Xunta aseguró que no había recibido ninguna petición para la búsqueda de gas no convencional mediante fracking dentro de su ámbito de influencia, pero unos meses antes el director xeral de Industria, Ángel Bernardo Tahoces, había aludido a una "apuesta decidida" por parte de la Administración gallega para analizar la viabilidad de este tipo de explotaciones. Tampoco ahora mismo consta, al menos ante el Ejecutivo autonómico, "ninguna solicitud ni para la exploración, ni para investigación ni mucho menos para explotación" de hidrocarburos -tampoco mediante fracking- por parte de ninguna empresa ni "ningún permiso", indican fuentes de la Consellería de Economía e Industria.

Este departamento, explican dichas fuentes, se remite a la petición unánime de la Cámara autonómica, que instaba a la Xunta a "no autorizar" la utilización de la técnica de la fractura hidráulica "mientras no se garantice la seguridad y la inocuidad para el medio ambiente y las personas, de acuerdo con la legislación básica que se desarrolle", para indicar su disposición. La Xunta, resaltan desde Economía e Industria, es "consciente" de la postura del Parlamento gallego.

Además, las mismas fuentes señalan que el debate en la comunidad sobre el "fracking" es "relativo" dado que "la estructura granítica de la mayor parte del suelo hace que no haya ese tipo de hidrocarburos". De hecho, un informe elaborado el año pasado por la consultora especializada Gessal para la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (Aciep) situaba la mayor parte de los recursos no convencionales estimados en España en la Cordillera Vasco-Cantábrica, el Macizo Cantábrico y el área Surpirenaica.