No hay carteles que avisen de su presencia ni GPS que alerten de los lugares y horarios de vigilancia. Su sombra en el asfalto y el ruido del motor y las aspas son las únicas señales que avisan del control del tráfico desde el aire. La reacción de los conductores que se ven sorprendidos por la cámara de Pegasus, el helicóptero con radar de Tráfico que opera en Galicia desde hace una semana, es siempre la misma: hayan cometido o no una infracción, levantan de inmediato el pie del acelerador. En cada salida que hace desde la base en el aeropuerto de Alvedro, el ojo de la aeronave azul y amarilla de la DGT, al que nada se escapa desde una altura de 300 metros y una distancia de un kilómetro, sigue el velocímetro de decenas de vehículos en carreteras secundarias, vías de acceso a las ciudades y tramos conflictivos de autopistas y autovías.

En la hora que sobrevolamos A Coruña y Carballo con la patrulla aérea del noroeste, vigila la red viaria de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, la cámara del Pegasus gallego, el tercero que se pone en marcha en España, interceptó a dos turismos por encima de la velocidad permitida. Los dos en la autopista de peaje AG-55 (A Coruña-Carballo).

Campañas con efecto

"El negro", dice al piloto la operadora, sentada en el asiento trasero del helicóptero mientras maneja la cámara en busca de la matrícula del posible infractor. La reacción del jefe de la patrulla aérea es inmediata. Gira hacia la izquierda para colocarse en el punto justo que permite al radar hacer las mediciones y confirmar las sospechas de la jefa del servicio de fotovídeo: "Va a más velocidad que el resto de vehículos". En cuestión de segundos, las tres mediciones que realiza el sistema, una cada tres segundos confirman la sospecha de la operadora: 139 km/h en una vía limitada a 120 km/h. Y eso que el turismo estaba a punto de salir de la AG-55 para pasar por el peaje. "Destacaba mucho por encima de los demás", comenta la operadora.

Apenas cinco minutos después, la técnica vuelve a poner sobre aviso al piloto: "El rojo". El resultado, confirmó al momento un nuevo exceso de velocidad, también en la AG-55: 131 km/h.

En su primera semana de servicio, con una media de dos a tres horas de patrulla diarias, Pegasus ya ha sobrevolado carreteras de las cuatro provincias gallegas y también de Asturias. Todavía es pronto para hacer balance de las infracciones de velocidad detectadas por el helicóptero con radar en Galicia ya que en estos primeros días toca familiarizarse con el nuevo sistema. Hay días que que la patrulla regresa a la base con un par de denuncias por exceso de velocidad y hay otros que no se detecta ninguna. "Eso es un éxito. Las campañas de Tráfico surten efecto y la gente se conciencia cada vez más", celebra el piloto jefe de la patrulla aérea de la DGT en Galicia, Bernardo Cortijo.

Las primeras horas de vuelo sobre las carreteras gallegas ya han permitido al equipo detectar algunas conflictivas. Entre ellas la AC-221 en la zona de Cecebre o la N-634, que recorre la cornisa cantábrica.