Para mantener "estable" el número de nacimientos en Galicia de aquí a 2050 es "necesaria una inmigración neta anual de veinte mil mujeres". Así lo indican las proyecciones demográficas y así lo recogen los expertos agrupados en el Foro Económico de Galicia en un informe que también suscribe el Círculo de Empresarios de Galicia, quienes sugieren que sería "deseable" un programa específico de atracción de inmigrantes.

Porque las estadísticas muestran que el contingente de mujeres gallegas en edad reproductiva se va reduciendo. Si en 2012 el grupo de mujeres de 16 a 39 años era de 418.895, en 2023, según el Instituto Galego de Estatística, se reducirá el 30%, hasta las 294.731, y la situación se agravará aún más a mitad de siglo, cuando las previsiones sitúan la cifra en 175.297, apenas un 42% de los valores iniciales.

Para mantener "invariable" la cifra de niños nacidos en Galicia, según el trabajo realizado por el Foro y el Círculo de Empresarios, hay dos soluciones: o bien a corto plazo se duplica el índice de fertilidad o eso se suple con inmigrantes en edad fértil. La segunda opción, defiende el documento presentado por el Foro, es una variable de ajuste "mucho más rápida y flexible".

No obstante ese programa de atracción que proponen solo funcionaría, resaltan, con altas probabilidades de empleo. De hecho, el empleo es "la condición sine qua non" para que también los gallegos se animen a tener descendencia, según el informe "¿Qué futuro demográfico nos espera y cómo puede incidir en nuestro bienestar?" presentado ayer en Santiago por su ponente, el profesor de Santiago Xaquín Fernández Leiceaga, el director del Foro, Santiago Lago, y el vicepresidente del Círculo de Empresarios, Emilio Pérez Nieto.

Porque, como recogen las conclusiones, un 70% de los gallegos desearían tener dos hijos. Es decir, no se trata de un "problema de demanda" ni de valores, como explicó ayer Fernández Leiceaga, sino, afirma el informe, que son las "condiciones concretas" las que "frenan" este deseo, "singularmente la ausencia de expectativas estables de renta y empleo".

De forma "complementaria" señalan que deben "favorecerse" los ajustes, como la conciliación, el acceso a la vivienda y empleo "digno" a tiempo parcial, para "reducir" la incompatibilidad entre la actividad doméstica y la fecundidad. Especialmente destacan la "necesidad" de dotación de escuelas infantiles públicas de 0 a 3 años en condiciones de "accesibilidad universal". "Experiencias de otros países indican que es posible con una adecuada combinación de políticas, recursos abundantes y perserverancia" elevar el número de hijos por mujer, argumentan. Al respecto, Santiago Lago manifestó que es "fundamental saber qué echa en falta la gente, qué les animaría a tener dos hijos", y ver cuál sería el coste de la actuación y su "eficacia".

En todo caso, el Foro y los empresarios abogan por impulsar tanto la fecundidad como la inmigración -sin ella, señalan, no sería posible mejorar los datos ni siquiera con las "más optimistas previsiones"-. No obstante, al tiempo subrayan que la población gallega "solo crece históricamente cuando las circunstancias externas impiden la salida de emigrantes" y defienden que "fijar población activa en el territorio es un objetivo mucho más urgente hoy que concentrarse en aumentar la natalidad".

Al hablar de empleo, destacan que es "importante" que los jóvenes se incorporen al mercado laboral con empleos estables y adecuadamente remunerados. A la hora de actuar sobre los flujos migratorios externos, sostienen que el modo "socialmente más útil" de hacerlo es reducir la emigración de los jóvenes bien preparados. Adicionalmente, cuando el mercado laboral se recupere, se podría facilitar el retorno de emigrantes, añaden.

Galicia tiene un "grave problema con el presente y futuro demográfico", explicó Fernández Leiceaga. Las "peores previsiones" del IGE, advierte el informe, se están cumpliendo y en 40 años "perderemos un millón de habitantes". No obstante, para Santiago Lago "la cuestión no es cuántos gallegos vamos a ser, sino cuál va a ser la edad media". Porque, advierte, una sociedad envejecida no solo complica las cuentas públicas, sino que "es menos emprendedora".