A las siete y media de la tarde todo estaba preparado en el auditorio de Abanca en la céntrica calle compostelana del Preguntoiro para el recibimiento del invitado estrella, el presidente de la Xunta. Antes, al presidente, al vicepresidente y al consejero delegado no les quedaba otro remedio que derrochar abrazos y apretones de manos. Por si quedaba alguien sin conocer, el responsable de la división comercial, Gabriel González Eiroa, se encargaba de las presentaciones. Los fotógrafos pidieron la foto. La que antes ilustró el nacimiento de Novacaixagalicia y luego NCG. Sus artífices con las manos unidas para simbolizar el histórico día en el sector financiero gallego. Pero Alberto Núñez Feijóo parecía resistirse. "Da mala suerte", bromeó. Y al final hubo el posado.

En esa foto, como durante los saludos y después de su intervención, el gran protagonista de la velada no podía, ni quería, ocultar su satisfacción. Los nervios los disimulaba mucho mejor que el resto de su equipo, afanado por buscar huecos a los más de 700 invitados en un recinto que se quedó pequeño. "Prometo que a próxima vez falarei un pouquiño más de galego", disculpó Juan Carlos Escotet en el arranque de su discurso. Era su momento. "Si ustedes me lo permiten, hoy tengo que decir que se cumple un viejo sueño personal y de centenares de compañeros de Banesco", esbozó.

Porque Banesco, según confesó su máximo accionista y presidente, tenía en mente "desde el día 1 que nació" que fuese un banco operativo "más allá de Venezuela y, especialmente, estar en España". Él es hijo de emigrantes españoles. "Como muchos trabajadores de Banesco, españoles e hijos de españoles, gallegos e hijos de gallegos", explica, para a continuación agradecerles su apoyo. Le escuchaban atentamente los gerentes de sus filiales, con prensa panameña y dominicana.

"Es un banco de las personas para las personas", marca Escotet, al que los "numerosos" encuentros con personalidades de la comunidad desde su victoria en la subasta de NCG le han servido para comprobar que Galicia y España "tienen un futuro amplio". "Nada nos gustaría más que contribuir a ese bienestar que les aguarda", apunta. Como "cuarto mosquetero" quiso destacar a su mano derecha y consejero, Pedro López Jácome. Y la emoción ya no la escondió cuando agradeció la paciencia de su mujer y sus hijos. Tuvo que beber porque no le quedaba la voz para "las cuatro palabras que llevo en el corazón desde hace tiempo". "Gracias Galicia, gracias España".