A Novagalicia le quedan solo unas cuantas horas. La presentación institucional, prevista para esta tarde, de la nueva etapa que inicia la ya exnacionalizada supone la puesta de largo al proyecto de Banesco para la entidad. Pero, sobre todo, es el símbolo de la aspiración de su nuevo dueño a romper con el pasado. "Un nuevo banco, apenas 24 horas después de culminar el proceso de compraventa con el FROB", aseguraba ayer tras el traspaso accionarial. De ahí las distancias con todo lo que viene de atrás hasta en lo que tiene que ver con la escenificación de la operación. Tanto la fusión de las dos cajas como el nacimiento obligado del banco se vistieron de discreción y sin apenas público. Esta vez, más de medio millar de empresarios, políticos y otros agentes sociales y de la esfera de la cultura escucharán en la capital gallega las intervenciones de la cúpula de la entidad y del jefe del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, con el anuncio de la marca que vestirá la red al completo desde mañana mismo como plato fuerte del encuentro. Ése será otro de los rasgos distintivos del ciclo abierto en el banco. Y con premeditación también. Que la metamorfosis sea instantánea, como Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco e "impulsor y coordinador" de "la creación del nuevo banco", trasladó a los más de 4.000 trabajadores en la cumbre del pasado sábado.

El director general del FROB, Antonio Carrascosa, firmó bien entrada la noche, y tras varias horas de espera sobre la hora en principio que se barajaba, el contrato que cede oficialmente la propiedad al holding hispano-venezolano. "Este hito -señalaba NCG- ha sido posible gracias a una estrecha colaboración entre ambos, basada en la transparencia y la profesionalidad".

Justo después, el consejo de administración se reunía por primera vez para formalizar los nombramientos de Javier Etcheverría como presidente; Escotet como vicepresidente; y el consejero delegado, Francisco Botas. Los tres altos cargos que hoy descubrirán la remodelada imagen y trazarán "las líneas estratégicas" de la entidad. Que no están exentas de desafíos. Los mismos que los que afectan al sector en general, un escenario de constreñida rentabilidad, y los suyos particulares.

Probablemente, la menor de las preocupaciones es la operación en sí. La fusión con el Etcheverría se ejecutará en el cuarto trimestre del año. A diferencia de lo ocurrido con las grandes integraciones alentadas por la reforma financiera, las dos entidades comparten plataforma tecnológica. El banco betanceiro fue, hasta hace año y medio, una participada de Novagalicia, que suma un balance de 53.300 millones de euros. Por lo que la incorporación del negocio tampoco debería suponer un problema. El total de activos del Etcheverría se sitúa en 2.120 millones.

La diferente cultura financiera y de gobierno corporativo sí les distanciaba más. El Etcheverría aúna la suya, profundamente tradicional y alejada de riesgos, con la que implantó Banesco a su llegada. NCG arrastra la mezcla de sangre de las dos cajas, sin que en los tres años y medio que van del matrimonio frustrado consiguiera una unificación real, como en Banesco admiten desde el primer día que entraron tras la victoria en la subasta. "Somos un solo equipo", les lanzaba a los trabajadores Juan Carlos Escotet el sábado. Porque NCG defiende que el trabajo conjunto con el FROB estos tres meses, con Botas dentro de director general, "ha permitido a Banesco transformar en profundidad la estructura organizativa, los procesos tecnológicos y logísticos y la formación de capital humano". Un cambio "sustancial" que la nueva marca "culmina".

Ese equipo único está pendiente de dos cuestiones fundamentales. El impacto laboral de los cambios en el plan de reestructuración autorizados por Bruselas y la posible modificación de horarios, que en la plantilla dar por más que seguro. Sobre lo primero, la hoja de ruta marcada por las autoridades comunitarias contemplaba inicialmente dejar algo más de 3.300 trabajadores en 2017. La matriz de NCG cerró 2013 con 4.362. Los responsables de Banesco aseguran que el actual ERE -firmado en febrero de 2013 para 1.850 bajas, incluido el personal segregado a EVO- es "el último".

Negocio

Entre enero y febrero, los dos primeros meses desde la adjudicación a Banesco, Novagalicia protagonizó una auténtica novedad en su negocio. El freno por primera vez desde que empezó a andar Novacaixagalicia del desplome de la financiación. El capítulo del crédito creció. Eso sí. Un alza anecdótica, del 0,06%, hasta los 25.755 millones de euros. El capítulo del crédito se disparó un 11%, con 3.360 millones más que en diciembre, según los datos públicos de la patronal CECA. Aunque la comparativa con el mismo mes de 2013 sigue siendo negativa, un descenso del 3,1%. La unión de las dos cajas superaba el 40% de cuota de mercado. Hoy ronda el 30%

A la espera de conocer los detalles de la revisión del ajuste, bajo secreto todavía por los datos confidenciales sobre el negocio, el comunicado que la Comisión Europea sacó para anunciar esta semana el beneplácito a las propuestas de Banesco recordaba que el banco "continuará con la reducción de tamaño en activos, presencia geográfica y los segmentos de negocio" y "seguirá cambiando radicalmente su perfil comercial, liquidando activos no esenciales y actividades de mayor riesgo" con el propósito de crear "una entidad de crédito saneada y centrada en el mercado de Galicia y el norte de España".