Libre de culpa. El pastor de Oia detenido en relación al mayor incendio declarado en la provincia de Pontevedra el año pasado no fue su autor. Así lo concluye la titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Tui, que ha decretado el sobreseimiento de la causa por carecer de motivos para acusarlo."No consta ninguna prueba concluyente que permita atribuir el incendio a Antonio R.G, ni siquiera indiciariamente", argumenta el auto judicial que archiva las diligencias abiertas contra este vecino de la parroquia de Burgueira de 75 años, a quien el proceso "ha destrozado", según asegura su familia.

Antonio R.G fue arrestado por la Guardia Civil el 12 de septiembre, 17 días después de que se declarase el incendio que arrasó 1.824 hectáreas de superficie forestal en los municipios de Oia y O Rosal, donde hubo que desalojar a cerca de 200 personas ante el peligro de que las llamas alcanzasen sus viviendas. Fue el segundo más grave de la comunidad gallega y los vecinos de la zona clamaban justicia.

La detención se produjo tras tomar declaración los agentes a numerosos residentes en el entorno. Algunos de ellos habían apuntado a que el pastor había realizado "diversos comentarios respecto a que el monte estaba lleno de maleza, por lo que sus ovejas no podían acceder a los pastos". Señalaban asimismo que el hombre "se habia interesado por los horarios en que se encontraba abierta la torreta de vigilancia de los guardas". El auto judicial recoge ambas argumentaciones aportadas por el instituto armado, pero advierte de que "no constituyen más que meras sospechas. Al no venir corroboradas por alguna otra prueba contundente, no alcanzan entidad suficiente para considerar acreditada, con un mínimo de certeza la autoría de los hechos investigados", recalca el auto judicial.

El pastor se enfrentaba a una indemnización que podía alcanzar los 5 millones de euros y a un apena de hasta 5 años de cárcel, pero la magistrada ha dejado claro que "no hay motivos suficientes para acusarlo", como apuntan desde el despacho de abogados Martínez Barros&Narbón, que lo ha defendido.

Queda impune así el grave fuego que asoló buena parte de los montes de la comarca del Baixo Miño y obligó a intervenir a decenas de brigadistas, helicópteros, hidroaviones e incluso soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Los comuneros de la zona lamentan que las pesquisas no hayan dado frutos, pero también creen injusto que se haya culpado a una persona en falso.

Ahora se centran en la recuperación de los terrenos. Tan solo diez meses después del caos que acabó con 1.491 hectáreas de monte arbolado y otras 333 de matorral, los montes vuelven a estar cubiertos de su manto verde natural. Algunos de ellos han plantado eucaliptos, que ya crecen con vigor. En la mayoría de la superficie afectada, los pinos se han regenerado de forma espontánea, como sucede siempre con esta especie, al igual que con los toxos que invaden otra vez su espacio. "Tanto los matorrales como los pinos superan ya los 5 o 7 centímetros, algunos ya los 10", comentan miembros de la comunidad de montes de Burgueira, donde se originó el incendio. No niegan su deseo de que la justicia encuentre al responsable de lo ocurrido, pero admiten que es "prácticamente imposible".