Galicia sigue haciéndose mayor. Cada año que pasa, el porcentaje de población que supera los 65 años aumenta -el año pasado suponía ya el 23,06 por ciento- y no parece que los gallegos se decidan a contrarrestarlo con la natalidad. Desde que se inició la crisis, la caída en la cifra de nacimientos se ha agravado hasta el punto de no compensar ya el tímido repunte que se había registrado en los albores del nuevo siglo, a partir de 2003, y que se mantuvo hasta que en 2009 la coyuntura económica volvió a hacer que los potenciales progenitores se lo pensaran dos veces. Y cada vez se lo piensan más.

En Galicia vinieron al mundo el año pasado, según datos provisionales facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística, 19.726 niños, una cifra que retrotrae las estadísticas a niveles de principios de siglo y que además, con respecto a los datos de neonatos de 2012, supone una reducción del 6,46% -1.363 niños menos-. Aunque el porcentaje es similar al del Estado, en Galicia representa la caída más fulminante desde que en 2009 la coyuntura económica comenzó a incidir en la natalidad y casi triplica los descensos registrados año a año a partir de 2009. En cinco años, la disminución alcanza el 14,8%. En España supone casi cuatro puntos más, pero los datos del Estado no son tan preocupantes por cuanto su tasa bruta de natalidad -nacimientos por cada mil habitantes- se sitúa en 9,1, casi dos puntos por encima de la gallega (7,2) Solo la tienen peor Castilla y León (7,1) y Asturias (6,3).

Por otro lado, y pese a que el número de defunciones ha disminuido con respecto a 2012 un 1,4% -al situarse en las 30.427-, la tasa bruta de mortalidad en Galicia -11,1- es la segunda más alta del país después de Asturias (12). Así, la cifra de nacimientos vuelve a ser insuficiente para equilibrar la de decesos y la comunidad volvía a registrar el año pasado un saldo vegetativo negativo, con 10.701 fallecimientos más que nacimientos. Ello hace que en números absolutos sea la comunidad con el saldo vegetativo negativo más alto, es decir, la que perdería más población atendiendo solo al movimiento natural -sin tener en cuenta las posibles aportaciones de la inmigración-. Además, el saldo vegetativo negativo se va agravando, ya que se elevó un 65% desde 2008.

Si las cifras del INE para 2013 se confirman, Galicia acumularía 26 años consecutivos con más defunciones que alumbramientos. Pero no es la única comunidad que está tocada por la crisis demográfica: Castilla y León pierde 9.603 habitantes y Asturias, más de seis mil. Con cifras también negativas, aunque menos elevadas, tienen que vérselas en Extremadura, Aragón, Cantabria y Euskadi, mientras Madrid, Andalucía y Cataluña se sitúan en el extremo opuesto.

Por lo que respecta a España, el organismo estadístico señala que se encadenan cinco años consecutivos de caída de la natalidad. Pese a todo, el saldo vegetativo sigue siendo positivo, aunque esta vez solo por 36.181 personas y después de que hubieran nacido 425.390 niños. Se trata de la cifra más baja desde el año 2000.

Como dato positivo, el INE constata que la esperanza de vida al nacimiento de los residentes en el país es de 82,8 años -80 en el caso de los varones y 85,6 para las mujeres-.