De las críticas de la Asociación Forestal de Galicia tampoco se libra el servicio de prevención y extinción de incendios de la Xunta. Pese a la tendencia claramente descendente en el número de fuegos y superficie quemada -el pasado año se registraron 3.643 incendios que arrasaron 8.140 hectáreas, los propietarios de montes reprochan el funcionamiento del dispositivo de extinción diseñado por la Consellería de Medio Rural. Denuncian la recurrente conflictividad por la política de contratación de personal, la descoordinación entre las distintas administraciones o la falta de formación y escasa motivación en los brigadistas seleccionados por los ayuntamientos.

"El servicio parece afectado por una progresiva burocratización, lo que implica una rigidez creciente en su cometido y se percibe un cierto desánimo entre sus trabajadores. Lo que puede llegar a convertirse en una carga para el sector", denuncia la Asociación Forestal de Galicia.

Esta organización demanda que se detalle con precisión las competencias de los medios de extinción de la Xunta y de los concellos "porque la multiplicidad de administraciones que actúan en la extinción puede acarrear problemas de descoordinación y el sistema parece entrar en contradicción con los principios que inspiraron su creación a principios de 1990".

La asociación sostiene que las vuelta a las brigadas municipales de extinción no redundan ni en la estabilidad profesional ni facilita tampoco el mando único en los operativos.