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La diócesis de Santiago destina la cuarta parte de sus recursos a arreglar y construir templos

Tras años de contención, la Iglesia eleva un 28% su presupuesto, que se sitúa en los 26,8 millones »Ingresará por sus servicios un 22% más con las nuevas tarifas de las misas

Dictino Maceira (en primer plano) y Pablo Ceán. // Xoán Álvarez

Lo peor de la crisis parece haber pasado. Al menos para la archidiócesis de Santiago, de la que dependen 1.072 parroquias que suponen casi la mitad de la población de Galicia, cuyo presupuesto para este año, 26,8 millones de euros, un 28,65% más que en 2013, "tiende a recuperar la senda de crecimiento interrumpida" por la coyuntura económica. Así lo indicó ayer el ecónomo del Arzobispado, Dictino Maceira, quien explica que la edificación de nuevos templos y las reparaciones que hasta ahora no tuvieron más remedio que esperar se abordan este año tras un período en el que la prioridad recaía sobre todo en el gasto social.

El capítulo de construcción y restauración de templos se comerá 7,2 millones de euros, una cuarta parte del presupuesto, aunque la cantidad principal, 4,1 millones, irá enfocada a restaurar. Con cargo a ese dinero, por ejemplo, se abordará la reconstrucción del santuario de A Barca, en Muxía, que sufrió un incendio durante las Navidades, pero también la reparación de otras iglesias "porque no se puede esperar a que se vengan abajo".

No llegarán los fondos, admite, para hacer frente a la "ruina" de muchas casas rectorales, que además están sujetas a protecciones de patrimonio. La Iglesia no descarta "alquilarlas o venderlas". De hecho, el Arzobispado espera recaudar un 67% más que hace un año -hasta 1,6 millones de euros- por venta de patrimonio y en lo tocante a alquileres confía en ingresar un 8,85 más, hasta 1,3 millones de euros.

En lo que respecta a nuevos lugares de culto previstos -en Santiago y A Coruña-, los 2,2 millones de euros, un 340% más que en 2013, permitirán levantar seis iglesias o al menos dar los primeros pasos para hacerlo.

Otra partida que, pese a la crisis, la Iglesia mantiene es la de fines sociales, asistenciales y litúrgicos. Este año crece un 5%, hasta los 6,8 millones de euros, y en concreto los programas de atención a enfermos, ancianos u otros colectivos, como la cocina económica o Cáritas, recibirán 3,35 millones, un 4,7% más.

Aunque las cantidades dispuestas para la retribución de sus 579 sacerdotes apenas notan cambios, el gasto en otro personal se dispara a 2,3 millones, un 20% más. Maceira explica que la cifra de curas "desciende cada año" y algunos de sus cometidos, como las tareas asistenciales -sobre todo en áreas urbanas-, "se suplen con personal no religioso", con retribuciones más altas que el clero. Los sacerdotes, explica, perciben una media de 665 euros mensuales, un poco por encima del salario mínimo.

Para hacer frente a estos gastos, el Arzobispado, además de los ingresos por venta o alquiler, cuenta con las aportaciones de los fieles -espera reunir en las colectas parroquiales 6 millones de euros, un 5% más pese a la crisis-, y lo que recauda con servicios. De este capítulo espera obtener 1,1 millones de euros, un 22% más que en 2013. La subida se debe, explican, a que tras 12 años todos los prelados acordaron actualizar el precio de los aranceles en toda la provincia eclesiástica de Santiago. Así, las misas por una determinada intención se fijan en diez euros, la asistencia y la misa de una boda queda en 40 y la asistencia a un acto fúnebre, en 30.

No serán las subvenciones las que llenen las arcas de la Iglesia, ya que se prevé que caigan un 16% mientras la asignación tributaria, procedente del IRPF, se eleva un 3%, hasta los 6,1 millones. Maceira recordó que la Iglesia no recibe dinero de las cuentas del Estado, sino de la renta, y aprovechó para invitar a los contribuyentes a marcar las dos casillas, la de la Iglesia y la de fines sociales.

Aun así, sus necesidades de financiación para ajustar el presupuesto ascienden a 4,3 millones de euros. Aunque los bancos no les niegan el crédito, explica Maceira, el arzobispado no pedirá una cantidad tan elevada e intentará arreglarse con el fondo de reserva acumulado en épocas de superávit.

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