Una vez encauzada la crisis de Santiago, con la dimisión forzada de Ángel Currás como alcalde y su relevo por Agustín Hernández, las miradas expectantes se posan sobre A Coruña, donde su regidor, Carlos Negreira, mantiene a su número dos, Julio Flores, también imputado igual que Currás en la Pokemon, la mayor trama de corrupción que se investiga en Galicia sobre sobornos a políticos a cambio de contratos públicos en concellos. Un día después de que Currás anunciase su marcha, se levantan voces en el partido que muestran su extrañeza porque el PP provincial en A Coruña, liderado por el propio Negreira, aplica un criterio en la capital gallega y otro en la ciudad herculina. Consideran que no debería hacer una excepción a 65 kilómetros de Santiago, sobre todo si la dimisión de Currás se precipita tras el 25-M, donde el PP perdió un 20% de apoyos en Compostela, pues A Coruña es la segunda ciudad con mayor desgaste al caer 18 puntos. "¿Qué pasa qué Currás es negro y Flores, blanco?", se preguntaban ayer en el PPdeG. ¿Por qué A Coruña es diferente a Santiago? Porque la atención mediática se ha centrado en la capital gallega intencionadamente y se ha desviado el foco sobre la urbe herculina, apuntan como explicación. Para frenar el daño a la imagen del PP gallego, había que dejar caer a Currás.

Sectores del PPdeG apuntaban ayer que la situación de Negreira se complica. Fuentes cercanas al regidor herculino admiten que "tiene un papelón y debe tener la cabeza hirviendo", pues tras la marcha de Currás, todos los ojos están puestos en él, que sigue protegiendo a su número dos, que en el sumario de la Pokemon aparece en pinchazos telefónicos en el que intenta supuestamente enchufar a conocidos en empresas que negocian contratos públicos con el Concello.

"Ahora el foco apunta a otros casos. Negreira debería estar preocupado", señalan desde el PP de Santiago, que interpretan además que el recambio en la capital se explica sobre todo en clave provincial. Está en juego la Diputación en las elecciones de 2015.

La doble vara de medir de los populares en A Coruña molesta a sectores del PP que se preguntan por qué la política aplicada en Santiago no se aplica a la ciudad herculina y señalan la "incoherencia" exhibida por Negreira en esta cuestión, que ya el pasado domingo, valoraba la dimisión de Paula Prado como portavoz del PPdeG, que no está imputada sino que está siendo investigada en el marco de la Pokemon. Aseguraba que "acierta" con su renuncia, pero añadía: "El caso de Julio Flores (que sí está imputado por tráfico de influencias) es diferente" y apuntaba que las decisiones sobre el futuro de su número dos se tomarán "a partir de sentencias judiciales". Ayer rizaba el rizo, al considerar que la dimisión de Currás es "la mejor solución posible" para Santiago, mientras sigue manteniendo su confianza en Flores.

Las mismas fuentes no entienden como Diego Calvo, presidente de la Diputación y número dos del PP en la provincia, y que fue el primer dirigente que públicamente invitó a Currás a irse del Concello, no señala el mismo camino a Flores. La explicación sería que no es lo mismo cargarse a uno de los tuyos, como sería Flores, que a Currás, que fue alcalde porque así lo impuso Gerardo Conde Roa, a cambio de irse después de que el fiscal le acusase de fraude fiscal, una causa judicial que terminó en condena. La apuesta del PP provincial y gallego era Paula Prado.

Hay en el PPdeG quienes no consideran homologables los casos de Santiago y A Coruña. Sostienen que en el primero, el Concello estaba paralizado por las luchas internas entre ediles del PP y la puntilla fue la sentencia condenatoria a siete ediles por aprobar pagar la defensa de otro concejal imputado en la Pokemon. Además Currás está doblemente imputado en la Pokemon y en una denuncia por acoso a un policía. En A Coruña, hay 18 imputados, pero Flores es el único edil del PPdeG implicado, y el consistorio "funciona con normalidad", defienden.