Aún no ha cumplido los 25, pero esta coruñesa monitora de tiempo libre está licenciada en Periodismo y graduada en Relaciones Internacionales. Además de, como muchos otros jóvenes, buscar trabajo para "ahorrar un poco para estudiar un máster el año que viene", es la única gallega que forma parte el equipo de 25 nombres propuesto por Pablo Iglesias para organizar la asamblea constituyente de Podemos en otoño.

-¿Cómo llegó a la lista que ha presentado Iglesias a las bases?

-No tengo muy claro cómo se decidió. Cuando estudiaba en Madrid estuve un tiempo en un colectivo en el que militaban algunas personas que están ahora en el grupo promotor o en tareas relacionadas con él. Conozco a gente que ahora está en la lista, con la que trabajé en temas de extensión, de relación con otras personas fuera del colectivo, y Pablo Iglesias, al que conozco muy de pasada por una asociación en la que estaba en la universidad, sabe quién soy. Como ya habían trabajado conmigo y nos entendemos bien trabajando, me llamaron porque querían contar conmigo. La idea era hacer un grupo de trabajo técnico que fuese operativo y querían contar con gente que sabían cómo trabajaba y que era un poco gente de confianza básicamente de Pablo Iglesias y de ese equipo. Pero se someterá a votación y hay la posibilidad de presentar otras listas.

-La manera de plantear estas listas suscitó discrepancias. Algunos círculos piden más tiempo para presentar nombres y que sean abiertas. ¿Qué opina?

-Sé que hay un malestar y en A Coruña también hay opiniones diversas sobre esto. Lo que hablamos entre todos es que este es un proceso que a partir de la asamblea de otoño va a cambiar totalmente y que entonces, igual que durante la campaña había que tomar decisiones muy difíciles y muy rápidas y el grupo promotor tuvo que tomar decisiones muy rápidas en las que no se podía preguntar a todos los círculos, mi visión personal es que hay en general un sentimiento de que vamos a caminar de la forma que podamos hasta otoño, y que ese voto de confianza de unas personas que, con ayuda de nuestro trabajo, nos ayudaron a llegar a donde estamos, podía continuar hasta otoño. Si a partir de ahí no fuese todo absolutamente democrático habría que tomarlo de otro modo, pero hasta otoño hay que ser efectivos, siempre vamos con el tiempo en contra, y tenemos el voto de confianza en todo este proceso hasta que las cosas en otoño en teoría sean diferentes.

-Según Errejón, la discusión abierta es una seña de identidad de la democracia. ¿Cómo lo ve usted?

-Es normal que haya discrepancias. El problema es que, como nos falta estructura, es difícil encauzarlas. Esperemos que a partir de que haya otros mecanismos sea más fácil encauzarlas porque seguirá habiéndolas. Somos muchos y tenemos opiniones distintas y no pasa nada.

-Si la lista de Iglesias sale elegida, supondrá un reto organizar una asamblea tras unos comicios con 1,2 millones de votos...

-Está todo por definir. La idea de este equipo es recoger las demandas y el sentir de los círculos y ver por dónde quieren ir los círculos y la gente para seguir caminando. No solo es la asamblea; aún hay que estudiarlo, pero supongo que habrá que articular mecanismos a través de las redes para que, como siempre pasa en Podemos, las decisiones importantes las toman, no solo los círculos, sino toda la gente que quiera votar. Habrá que ver cómo estructurar esa asamblea de la que salga una estructura en la que se diluya el grupo promotor y a partir de otoño funcionemos de una manera absolutamente democrática. Sobre todo debemos ser capaces de recoger las demandas de cara a esa estructura que se va a crear, que tiene que ser compleja, nueva y diferente a lo que teníamos antes, pero también eficiente y efectiva para poder trabajar. El reto es muy complejo, recoger demandas y al tiempo estudiar qué métodos se pueden utilizar, qué estructuras, pero siempre sabiendo que el equipo es técnico y que la idea es que recoja demandas sin ningún tipo de capacidad decisoria.