El colchón de votos que el PP mantiene de forma tradicional en Galicia amortiguó la histórica caída que los populares sufrieron en las elecciones europeas, en las que se dejaron 217.000 votos y 15 puntos, un desplome inédito desde su formación en 1989 respecto a la cita de hace un lustro. A pesar de ello, la fuerza liderada por Alberto Núñez Feijóo continúa siendo la más votada en nueve de cada diez ayuntamientos. El domingo obtuvo la victoria en 287 de ellos, por 25 en los que se impuso el PSdeG, uno del BNG y otro de Compromiso, una radiografía casi idéntica a la de 2009, evidenciando que el bipartidismo en la comunidad podría definirse como un bloque conservador frente a una izquierda fragmentada.

Desde la fuerza de Feijóo se asumió ayer en público la necesidad de "reflexionar" sobre los resultados, que muestran un desgaste y un castigo en las ciudades y los entornos urbanos del eje atlántico, donde se aglutina la población más joven y la más castigada por la crisis y los recortes. Además, el descenso del PSdeG, vinculado por el electorado al legado de Zapatero, no impide observar un auge de la izquierda, dividida, eso sí, entre la clásica y la alternativa. El PP sumó en 2009 571.000 votos frente a 521.000 de PSdeG, BNG y EU-IU. En esta ocasión se quedó en 354.592 por 489.185 de socialistas, AGE, Podemos y Bloque.

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En las filas conservadoras inquieta esta tendencia. "Se ha producido un evidente corrimiento de votos hacia la izquierda", sostiene un fuente popular, que reconoce la necesidad de "reflexionar sobre dónde se acometen los recortes" y "afinar el mensaje social", evitando focalizar los ajustes sobre los más desfavorecidos. Destaca que urge tomar nota, pues en un año se celebrarán las municipales y las áreas urbanas padrecen el mayor desgaste del partido, que no puede fiar todo a confiar en que la recuperación económica. Y en este terreno teme que el "radicalismo político", en alusión a Podemos, se "traslade a la calle" y dificulte la salida de la crisis al poner trabas a las reformas y generar inestabilidad.

El mapa municipal ofrece un PSdeG que mantiene prácticamente sus feudos (26 concellos como líder en 2009 por 25 el pasado domingo), pero se muestra incapaz de rentabilizar el auge de la izquierda. "Es más preocupante para ellos porque tendrían que haber recogido el voto del disgusto como hicimos nosotros en nuestro momento", añade este dirigente del PP.

Algo similar le sucede al BNG, que se acantona en Allariz, pero se desploma en gran parte de municipios bien por el auge de AGE, bien por el de Podemos. De hecho, la fuerza de Pablo Iglesias logra situarse como tercera fuerza -a nivel autonómico logró la cuarta posición tras AGE y por delante del Bloque- en 17 concellos. En Ourense lo logra en Beade, Carballeda de Valdeorras, Cortegada, Larouco, Oímbra, Paderne de Allariz, Parada de Sil y Rubiá; en A Coruña, en A Coruña, Ares, Arteixo, Culleredo, Narón y Ribeira; y en Lugo, en Burela, Rábade y Ribas de Sil.