"Beiras es más que Beiras porque nos recuerda que la política, para ser política, debe ser incorrecta". Esta es la máxima que en octubre de 2012 lanzaba Pablo Iglesias sobre el líder nacionalista en su programa televisivo alternativo en La Tuerka. El líder de Podemos conocía perfectamente de lo que hablaba, pues formó parte del equipo que asesoró a Esquerda Unida en la campaña en la que se unieron a Anova bajo el paraguas de AGE y dieron la campanada con nueve escaños en su debut en unas autonómicas. De aquel tiempo de asesor, Iglesias ha pasado no solo a ser competencia directa de Beiras, sino a pegarle un bocado a su base electoral logrando 84.000 votos en las europeas con una estrategia discursiva similar a la del inquilino de A Reboraina.

Iglesias, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid al menos hasta el curso pasado, se ha convertido en un fenómeno electoral amplificado por su presencia en tertulias políticas de medios cuya audiencia se nutre fundamentalmente de votantes de izquierda. Y ante ellos, ha optado por emular a Beiras con dardos contundentes contra la troika o la corrupción, erigiéndose mesiánicamente en el contrapunto de la "casta política", entre la que Beiras, paradójicamente, lleva casi toda su vida moviéndose. ¿Cómo? Criticando sus privilegios y presentándose del lado de los derrotados. Como Beiras.

En octubre de 2012 ya reconocía su admiración por las referencias -como la Syriza griega- o los métodos de líder de Anova, recordando aquel golpe dialéctico en la campaña autonómica que incendió al PP. "Los recortes matan más que el terrorismo", espetó entonces. "De campañas electorales entiendo un poco y lo normal es que los candidatos tiendan a moderarse y ser prudentes, y a asumir que la mediocridad da más votos que la brillantez [...] Pues Beiras no, tiene el ego necesario para no ser mediocre y restregar todos días a los rivales que ninguno puede superarle en talla intelectual e ingenio", lo alababa Iglesias.

Tanto lo admiraba que, además de asesorar a EU, donde mantuvo contactos con su líder, Yolanda Díaz, en aquella cita electoral, tomó nota. "Vio a AGE en las gallegas y se le encendió la luz. Más que asesorar, observaba", comenta un dirigente de Anova, que reconoce la aportación a la hora de gestionar las redes sociales, precisamente un éxito en la campaña de Podemos, que, como en su día Anova, lanzó a sus huestes a movilizar a los jóvenes descontentos que descargaban frustración en la red para lograr el mayor respaldo posible de esta bolsa. Además, ayer mismo, Iglesias ensalzaba en las múltiples entrevistas que concedió el método de financiación de Podemos a través de donaciones, similar al empleado por Anova en 2012.

Las cifras muestran que Podemos ha captado gran parte del voto de AGE, que se deja 100.000 votos respecto a las autonómicas por los 84.000 de su competidor. Pese a ello, se mantiene el buen feeling entre ambas fuerzas, consciente quizás AGE de que Podemos carece de base en las municipales de 2015 y es factible una fusión. "Tenemos hilo directo y total sintonía", apunta un voz de Anova, que recuerda que ya barajaron buscar una entente el 25-M.

El nacionalismo gallego siempre se ha dividido entre quienes deseaban acceder a A Reboraina, la casa de Beiras a las afueras de Santiago, impulsados por su admiración hacia su carismática figura y quienes rechazaban lo que entendían como una postura casi elitista de un intelectual que nunca había dado el callo a pie de calle. Iglesias, que ya conoce la casa de Beiras, se enclava en el primer grupo.

Hasta ha emulado su iconografía. Si Beiras posee su leonina melena, Iglesias ha rentabilizado a su coleta e incluso ha colocado su cara en las papeletas de Podemos. Para él, el líder de Anova no es un elitista, sino un ejemplo. Lo dijo en 2012. "Habrá quien diga que Beiras es arrogante, quizá lo sea. Yo estoy un poco harto de políticos no arrogantes que son prudentes y pragmáticos. Los cobardes, tibios y pragmáticos son los que casi siempre ganan en política, que nos lo digan en la izquierda, por eso Beiras es mucho más que Beiras al recordarnos que a veces la política, para ser política, tiene que ser incorrecta".