"Ilusión y ganas y mucho trabajo": Ese es el secreto de que en poco más de cien días, "desde cero", Podemos se labrase un hueco lo suficientemente amplio en el panorama político como para que las formaciones vecinas la miren algo más que de reojo. "Todo se debe a las ganas que tenía mucha gente que se sentía apartada de la política y de repente surge la oportunidad de hacer política de verdad, que sale de abajo, el poder del pueblo", explica con entusiasmo Ana Sánchez, integrante de Podemos Vigo, que se entregó en cuerpo y alma a la campaña, como sus compañeros. Marysol Babarro, de Podemos Ourense, menciona que ayudaron la "cercanía", el "trabajo serio y abierto" y que los protagonistas "fueran los ciudadanos de a pie, ninguno experto político", recalca.

Las bases no solo hicieron el programa y presentaron y eligieron a los candidatos en un tiempo récord, sino que elaboraron dípticos, hicieron traducciones o confeccionaron pancartas. Sin contar fotocopias, asistencia o incluso dinero de su bolsillo si hacía falta adelantarlo -la "voluntad"-. "Éramos pocos y trabajamos mucho. Fue una locura; se hizo con las redes sociales, el boca a boca y el trabajo conjunto", explica Ana. Los eventos se grababan (aunque mítines como tales no hubo muchos; Pablo Iglesias solo estuvo en tres actos en Galicia) y se colgaban en la red. "Si iba a casa de alguien, le ponía el vídeo. Fue algo muy contagioso", remarca.

Aunque Ana asegura que el espíritu del 15-M no puede recluirse en unas siglas, admite que las bases de Podemos se nutren de "indignados" y "desencantados", que lograron "recuperar la ilusión" con un proyecto que buscaba "el empoderamiento de la ciudadanía". "Más que de izquierdas o de derechas, somos los de abajo, fundamentalmente un grupo de gente indignada que vive el día a día y descontenta quiere cambiar las cosas", subraya.

A pesar de que Podemos ha decidido "meterse dentro el sistema para cambiar las cosas del sistema", como asegura Ana, también soplan aires de 15-M en su "asamblearismo" y en que la "horizontalidad" reemplaza a las jerarquías. No hay afiliados ni militantes. Ni siquiera tienen sede; suelen recurrir a locales prestados. Los círculos "abiertos" a cualquiera para entrar y salir y que funcionan como unidad mínima participativa por localidades -una decena en Galicia-, no están estructurados a nivel autonómico. "Buscamos la descentralización, la participación directa de los ciudadanos de a pie", subraya Marysol.

En todo caso, esas cuestiones se decidirán en votación por las asambleas, donde se dirimirá también "qué ocurrirá a partir de ahora". Porque, aunque el domingo fueron "a por todas", no se "imaginaban" la respuesta que recibieron. "Ahora hay que empezar realmente a ver cómo hacemos esto, asambleariamente", explica Ana.

Si bien ambas subrayan que en su modelo "cada uno aporta lo que puede" y "no existen cargos verticales", Ana reconoce que Pablo Iglesias es "un gran comunicador" y es "la cara visible", lo que comparte Marysol, que destaca cómo su figura contribuyó mucho a la "visibilización" del movimiento. No obstante, ambas recuerdan que su liderazgo está "avalado" por los círculos y que son estos los que deciden "qué hacen los representantes de arriba". "En Europa, Pablo va a actuar como nuestro representante", subraya Ana.