El alcalde de Porriño, Nelson Santos, recurrió ayer a Dios para defender su permanencia en el cargo pese a estar imputado en una causa de corrupción política que sigue el Juzgado de Instrucción número 3. "Dimitiré el día que Dios no me dé vida para seguir", aseguró.

El regidor defendió su inocencia en una comparecencia en la que admitió haber llamado a empresarios de su municipio para que contratasen a desempleados. Sin embargo, negó cualquier vinculación con las personas contratadas. Los presuntos delitos bajo investigación son prevaricación, tráfico de influencias, malversación y por vulnerar el derecho de los trabajadores. Además del alcalde están imputados en esta causa el teniente de alcalde, José Manuel Jacobo, y el concejal de Empleo, Alejandro Lorenzo, un funcionario y tres empresarios.

Santos esgrimió la "buena fe" para defender su actuación. En su versión, aseguró que el Concello había contratado a varias empresas para realizar labores para el ayuntamiento y a su vez esas empresas contrataban a personas para trabajar. Este forma de proceder la justificó porque una orden del Gobierno "limitaba" las posibilidades de contratación del ayuntamiento y era "necesario" realizar trabajos para los que se requería mano de obra. Durante su intervención negó, además, relación personal con cualquier empresa contratada por el Ayuntamiento o con cualquier trabajador.

"Yo colaboré con las empresas de Porriño en unos momentos muy difíciles, y lo hice para que tuviesen trabajo y a la vez crearan empleo, pero ni yo, ni mis compañeros beneficiamos a nadie por interés propio", aseguró el regidor.

El alcalde también restó importancia a los numerosísimos reparos -hasta 300- puestos por el interventor municipal para el pago de facturas por importe de cuatro millones de euros. "Yo lo único que hice fue levantar los reparos para no paralizar el Concello, y lo hice facultado por la Ley", se limitó a explicar para añadir: "Todas las empresas contratadas a las que se les pagó realizaron los trabajos". Ante la petición de dimisión del BNG y del PSdeG rechazó renunciar: "Yo solo dimitiré el día que Dios no me de vida para ser alcalde, el día que un juez me inhabilite o el día que la mayor parte del pueblo de Porriño considere que yo no deba ser su alcalde", dijo antes de asegurar de contaba con el apoyo de su partido: "Saben bien quién soy".

Santos admitió negó tener vínculos con algún empresario o que tuviese participación en alguna compañía: "A mí no me ata nada con ningún empresario, yo no participo en ninguna empresa, y no he tenido en mi vida más sociedad que con mi mujer y mis cuatro hijos". Sobre la actuación de sus concejales, aseguró que son "libres de sus actividades pero todos tienen mi confianza política". Tras mostrar su confianza en la Justicia, restó importancia a la causa."Una cosa son las denuncias, los indicios, y otra muy distinta ser culpable", zanjó.