Los sindicatos de función pública arremetieron ayer contra el Código Ético impulsado por la Xunta que, entre otras consideraciones, prohíbe a todos los funcionarios recibir regalos. CIG, UGT y CC OO creen que se trata de una maniobra para desviar la atención sobre los trabajadores públicos y ocultar que son los políticos, y singularmente los del PP, los más afectados por casos de corrupción.

"Quien necesita un código ético es el Partido Popular", asegura la CIG, quien advierte que no consentirá lecciones del "amigo de un narcotraficante", en referencia a Feijóo. "Pretende culpabilizar a los trabajadores de la administración de la corrupción de su partido", censura al sindicato nacionalista.

La central CC OO entiende que el Código Ético solo "vende humo" y que "únicamente pretende tapar la corrupción política", al tiempo que recuerda que los empleados públicos "nunca aceptaron regalos". Según este sindicato, para ser "creíble" esta iniciativa, debe llegar "precedida de elementos de ejemplaridad, extremo del que carece el PP con tantos cargos políticos imputados por corrupción que siguen en sus puestos".

Por su parte, UGT advierte que un código de estas características es improcedente para los funcionarios. "Donde está el problema es en los cargos directivos que toman las decisiones. A ellos sí que les hace falta", denuncia el sindicato.