Lidia Senra pertenece a la historia de Galicia, donde fue el rostro del Sindicato Labrego Galego entre 1989 y 2007. Tras apartarse de la primera línea, regresa tras la petición de Xosé Manuel Beiras para ser candidata de Anova al Parlamento Europeo en la lista de Izquierda Unida con el puesto número 5, presuntamente de salida. Reivindica su representatividad como miembro "de las clases populares" y elude referirse a la crisis interna de Anova. "No soy militante. Soy nacionalista, me hacen la propuesta y la acepto", zanja.

-¿Por qué aceptó la propuesta para ser candidata?

-Valoré muchísimo que me hiciesen esta propuesta a mí, que soy de las clases populares gallegas y, dentro de ellas, de uno de los sectores más golpeados. Todo el mundo es consciente de las denuncias sobre la precarización de los agricultores por las políticas agrarias que soportamos desde hace años por parte de la UE. Por otro lado, vemos que cada día más personas ganan menos y mucha gente se está quedando sin vivienda. Todo eso, junto con miles de personas que no tienen trabajo, bien merece que personas que vivimos esa situación directamente por pertenecer a alguno de los sectores afectados ocupemos ese espacio con la sensibilidad de hablar en primera persona.

-¿Qué objetivos se marca un escaño de Anova entre 751 de la Cámara europea?

-Su importancia es ocupar ese espacio desde las clases populares gallegas. Nos va a servir para denunciar esta situación que estoy comentando y llevar propuestas de una política diferente que nos permita vivir dignamente. Además, la importancia será situar a Galicia como nación en esta alianza que consideramos debe darse entre los pueblos del sur, amplia, de fuerzas de izquierda, para parar la troika y a estas políticas neoliberales que vienen a través de las instituciones, sea la Comisión Europea, el Gobierno del Estado o el gallego. El Parlamento gallego debe ser la caja de resonancia para llegar al corazón de Europa y de donde se toman decisiones que afectan a nuestro día y nos sirva para seguir luchando.

-¿Cree entonces que existe separación entre las clases populares y los parlamentos?

-Si analizamos su composición, muy poca gente de las clases populares de los sectores más precarios accede a ellos. Y en alguno no hay ningún agricultor, en el Parlamento gallego hay uno solo (en alusión a Antón Sánchez, de Anova). Es importante ocupar ese espacio porque somos la mayoría que más sufrimos las consecuencias de las políticas neoliberales.

-¿Qué le parecen las críticas desde el BNG de que su alianza con IU diluye la voz de Galicia? Han censurado que vayan en coalición con ellos.

-Mi experiencia me dice que no es así. En mi etapa en la que representé al SLG en la gran alianza la Coordinación Europea de Vía Campesina y a nivel internacional la Vía Campesina, no se diluyó absolutamente para nada los intereses de los agricultores de Galicia. Al contrario, se reforzaron y sirvió para dar a conocer su existencia desde la perspectiva de un sindicato nacionalista como el SLG.

-¿Cómo se gestó su invitación a ser candidata de Anova?

-Me hicieron una propuesta y en ese momento lo valoré y se da el proceso de elección en Anova. Y cuando se consolida, dimito en la ejecutiva nacional del SLG.

-Ha sido elegida por el 86% de Anova, pero con un 47% de participación. ¿Afectará esta situación a su campaña?

-Sobre ese tema no voy a hacer valoraciones. No soy militante. Las valoraciones sobre la situación interna de Anova le corresponden a los órganos de dirección de Anova hacerlas.

-Pero le pregunto si cree que afectará a su campaña.

-No lo sé. Ya se verá.

-¿¿Va a aparcar su explotación agrícola en Vedra?

-El escaño estará hecho cuando se confirme. Si es así, la finca seguirá; como en toda explotación agraria familiar, participaré en la medida de mis posibilidades. Esto es un paréntesis.

-¿La echarán de menos en la plaza de Lugo (A Coruña) (donde vende sus productos)?

-De momento seguiré yendo.