El alcalde de Ourense, Agustín Fernández, asestó ayer un nuevo golpe al grupo de cinco ediles críticos del PSOE que está enfrentado con los seis restantes que forman el núcleo duro en el que se apoya el regidor. Firmó un decreto por el que delega las competencias del área de Limpieza viaria en el concejal de Hacienda y portavoz municipal, José Ángel Vázquez Barquero, cerrando así la posibilidad de que Antonio Rodríguez Penín, al que en su momento retiró todas las competencias, o Susana Bayo -concejala de Medio Ambiente que tenía asignada esa parcela antes de su baja por maternidad- las pudiesen recuperar. Con ello, la crisis interna del PSOE, lejos de apaciguarse, se enquista.

Si en un principio Agustín Fernández, cuando habló de "tender la mano" en un intento de resolver la división que existe dentro del grupo socialista que afecta directamente a la gobernabilidad del Concello, abría la puerta a un posible entendimiento y a reconducir así la crisis, como se había planteado desde diferentes órganos del PSOE, con la decisión de ayer la tensión entre los dos sectores del gobierno no hace más que tensarse.

Esa es la apreciación que tienen los ediles críticos, aunque no así el portavoz del grupo socialistas y del gobierno y, desde ayer, nuevo responsable de Limpieza viaria, Vázquez Barquero, que en todo momento evitó entrar en ese conflicto.

Los cambios que se han producido en el gobierno municipal, como consecuencia de la división que existe, y que llevaron al alcalde a tomar la decisión de asignar más competencias a unos concejales -los que están en su grupo de afines- y mantener los críticos con las responsabilidades que tenían, excepto a Rodríguez Penín, se convierten en un punto de inflexión en ese pulso que mantienen. Una situación a la que resta relevancia Agustín Fernández, pero no así el grupo de ediles críticos y de la oposición, ya que se convierten en un elemento más dentro de los que entienden como un "desgobierno" en el que se encuentra instalado el Concello, con lo que eso supone para la ciudad y el nivel de "parálisis" al gobernar en minoría.