Con el lastre de padecer tasas de desempleo mucho mayores que el resto de la población, que llega hasta el 48,62% al cierre del 2013 en el caso de los que están entre los 20 y los 24 años, y el también el ajuste más elevado en salarios, los jóvenes se han convertido en los protagonistas del nuevo fenómeno migratorio azuzado por la crisis. Tanto los que cambian de país como los que salen a otras comunidades, donde de los 22.244 traslados registrados el pasado ejercicio, un total de 7.877 -el 35%- eran de menores de 29 años y otros 10.562 -el 47%- iban de los 30 a los 44 años. Las dificultades para incorporarse al mercado laboral y la ausencia en la mayoría de casos de familias a cargo ayudan a dar el paso, pese a que lo que se encuentran en destino no sea acorde a su preparación. Según el último informe del Instituto Galego das Cualificacións, dependiente de la Consellería de Traballo, el sector servicios acaba empleando a buena parte de los gallegos que se van a otros puntos del país, como ocurre también para los que se llevan la maleta al extranjero.

En esos casi 22.300 gallegos desplazados dentro de España, hay 2.432 que encontraron contrato en el comercio o actividades de reparación de vehículos. Prácticamente un 11%, con una incidencia destacada entre las mujeres que no alcanzan la treintena (626). En un porcentaje similar, del 12%, se mueven aquellos que acaban en la hostelería. Son 2.666, de los que casi 700 son hombres de entre 30 y 44 años, y otros 600 también varones más jóvenes.

El peso masculino es predominante en la construcción, de las pocas actividades en las que aún llegan a Galicia más trabajadores de los que salen. Entre estos últimos, del total de 2.887 que se emplearon en otras autonomías, por encima de los 1.500 son varones de 30 a 44 años.

Frente a este panorama, los puestos ligados a tareas profesionales, científicas y técnicas absorbieron a 2.396 gallegos, con un tercio para mujeres menores de 29 años. El perfil de referencia que se repite (1.041) para las actividades administrativas y auxiliares, que registraron 3.501 contratados en total.

Con la economía debilitada en todo el país, la elección de irse tampoco garantiza acceder a una salida laboral. Y eso también se está notando en los flujos de movilidad. Durante 2013, el número de gallegos que salió a otra comunidad retrocedió un 12,5%, con 3.158 desplazamientos menos. Con un importante matiz, donde parece que es todavía más difícil emplearse dentro de los obstáculos que el conjunto de la sociedad tiene: entre las mujeres de 30 a 44 años, con un incremento entre los dos ejercicios de más del 16%.

Este tipo de detalles ilustran muy claramente el impacto que la crisis tiene en función del sexo, la edad y la preparación. Por ejemplo, con los hombres con menos estudios, hasta el certificado de escolaridad. Los 1.398 que se marcharon en 2013 son un 42% más que en 2012. Entre los titulados universitarios, el otro lado de la moneda en formación, no hay incremento. Pero tampoco descenso. Se mantiene por encima de los 4.100, el 20% de todos los que se fueron. Y con dos datos muy llamativos: la mitad tienen entre 30 y 44 años -antes las salidas estaban copadas por edades más bajas- y en su caso concreto se da un incremento del 13%.