"Para renovar, ponemos dinero". Con esta frase reconoce en una conversación telefónica pinchada por agentes de Vigilancia Aduanera el gerente de Aquagest, Luis Míguez, alias pequeñito o el pesetas, que están negociando con cargos del PP en el concello de Santiago para lograr la renovación de un contrato cercano a los 20 millones de euros y para ello deben aportar dinero.

Los investigadores sostienen que cargos del concello en la época de Conde Roa piden a empresas, supuestamente a cambio de amañar contratos, "comprar acciones del Obradoiro", pagar "facturas de Endesa" o enchufar a familiares. En una conversación, Míguez desliza que "a los clientes de Santiago últimamente les gusta mucho viajar" y alude a partidos de Champions League entre el Manchester United y el Athletic de Bilbao y a un fin de semana en Barcelona de 11 personas coincidiendo con el partido Barcelona-Obradoiro. Viajan, sostiene, el edil de Deportes, Adrián Varela, y a Ángel Espadas, concejal y mano derecha de Conde Roa, con sus parejas. "Tengo que atender a mi cliente", dice Míguez. Además, Conde Roa recibió un viaje a Barcelona que incluía comidas, entradas para el Liceo y alojamiento "full credit" con cargo a Aquagest en 2012, según Aduanas.

El sumario de la operación Pokemon, cuyo secreto ha levantado parcialmente la juez Pilar de Lara, recoge informes y conversaciones que revelan que Espadas era el brazo ejecutor para amañar contratos en Santiago.

Estas prácticas se producen también con directivos del grupo Vendex, que pretendían conseguir el contrato de la ORA a través de Míguez, enlace con Espadas. Conversaciones en las que usan alias como padrino, virollo o pequeñito "hacen presumir la existencia de indicios racionales de una actividad ilícita", en opinión de Aduanas, que compara su modus operandi con el de organizaciones de "narcotráfico o blanqueo".

Las conversaciones entre Conde Roa, Espadas y el edil Albino Vázquez permiten a los investigadores sostener no solo que el primero enchufó a un primo en Vendex y presionó a técnicos municipales en favor de la compañía, sino que desde el concello se le pidió a esta favores como ayudar al Obradoiro. También presionó a su favor el socialista Bernardino Rama, aunque Vendex finalmente no logró el contrato.

Esta era la forma de actuar generalizada. De hecho, el gerente de Aquagest confiesa que Conde Roa le pidió que pagase la factura de un congreso de dentistas en Santiago y que inflaron facturas de 1.200 a 12.000 para pagar favores en Ourense.

Poco se escapaba a la mano de Espadas, que en febrero de 2012 conversa con el responsable de la firma GRS, Alexander Ros, para ofrecerle amañar los pliegos de un concurso. "Si ves algo que se pueda cambiar, se cambia", le dice. Ros confiesa a un amigo que debe "agasajar" a sus clientes de Galicia.

La justicia, sin embargo, afectó a todos estos planes, pues el juicio a Conde Roa por defraudar 291.000 euros provoca su relevo por Ángel Currás, al que pide favorecer a Aquagest en las adjudicaciones.

Un pinchazo también muestra a Espadas reconociendo que trató de frenar el proceso judicial a través de un amigo del juez. "He hecho cosas por Gerardo que no habría hecho por nadie, he sido un corrupto por él, he hecho cosas que no se pueden ni contar", zanja el exconcejal