Ni un gran banco, como la abundante rumorología esgrimía en los últimos días, ni tampoco un fondo de inversión extranjero, la opción en la que la cúpula de NCG trabajaba desde hace más de año y medio. Al final, la lidia por la nacionalizada es cosa de la "tercera vía", como Banesco, el ganador, se bautizaba a sí mismo desde que transcendió su participación en el proceso. Sin duda, una de las mayores sorpresas. Como lo fue su victoria, que pilló al presidente, Juan Carlos Escotet, al otro lado del Atlántico, y a todo el sector relativamente tranquilo, a la espera de que la decisión del FROB llegara hoy e, incluso, con el convencimiento generalizado de que habría segunda ronda entre las tres mejores propuestas para forzar un desempate al alza. Pero Banesco, que desembarcó en el negocio en España -donde está la sede de todo su holding- con la compra, precisamente, de la participación de NCG en el Etcheverría, era consciente de que su principal baza estaba en la fase inicial. Que la competición con la gran banca en una segunda tanda le dejaba menor margen para mejorar sus condiciones. Así que soltó el envite. Un precio de 1.003 millones de euros, sin más ayudas públicas de ningún tipo. Y con la noche caída el FROB confirmó lo que desde primera hora de la tarde se sabía.

A punto de cumplirse tres años desde el nacimiento de la truncada fusión de Caixanova y Caixa Galicia, su banco heredero reescribe la historia, bajo la premisa de su nuevo dueño, y del propio de Escotet, de mantener la galleguidad que tanto ha dado que hablar desde el matrimonio de las cajas hasta el arranque de la subasta. "Banco Etcheverría Grupo Banesco asume el control de la entidad gallega con el compromiso de mantener la gestión, la sede, la obra social en Galicia, y el empleo", asegura en la comunicación remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tras el anuncio oficial del FROB. "La entidad -continúa- aborda la concesión de nuevos créditos a familias y pymes por un importe superior a los 9.000 millones de euros". Lo que supone responder a las peticiones que todos los agentes sociales lanzaban alrededor de la venta.

Pese a que durante estas últimas semanas Banesco admitía que la suya sería también una oferta con solicitud de Esquema de Protección de Activos (EPA) para las millonarias pérdidas latentes que figuran, según varias fuentes, en la radiografía de las cuentas elaborada por BNP Paribas, la oferta final rechaza esa inyección a mayores sobre los 8.981 millones públicos que acumula NCG y de los que casi 8.000 se dan, pues, por perdidos. El órdago del grupo venezolano, en una operación que encabeza de la mano del Etcheverría, va todavía más allá con la renuncia al respaldo del Estado para el hasta 80% de las contingencias que podrían darse en el banco -"determinados riesgos", en palabras del FROB- con las demandas por las preferentes, las cláusulas suelo y los 430 millones que Aviva reclama en los tribunales por la ruptura del contrato de seguros firmado en su día con Caixa Galicia. "Todas esas claves -apuntan fuentes cercanas al proceso- explican el desenlace".

Eso, y que las principales ofertas competidoras se quedaron por debajo de los 200 millones de euros y el 50% que el FROB marcó como baremo para una adjudicación directa o la apertura de la segunda ronda. FARO pudo saber que la propuesta de Caixabank, a la que el sector veía como principal candidata, rondó los 600 millones de euros y requería EPA. El grupo presidido por Isidro Fainé reflejaba ayer su "respeto" a la decisión, aunque fuentes del sector señalan que, especialmente el banco catalán, pero también el resto, estaban "sorprendidísimos" e incluso "muy molestos hacia el Ministerio de Economía". La de Guggenheim, según las mismas fuentes, se quedó en los 250 millones de euros, con requerimiento también protección a activos de hasta 1.200 millones de euros.

A lo que se une, como Escotet había avanzado, el mantenimiento de las carteras de créditos fallidos que se subastaban en paralelo. Todos los aspirantes debían aportar una doble oferta, con y sin estos préstamos, que podrían rondar los 5.000 millones de euros. El FROB contaba con varios fondos internacionales dispuestos a hacerse con el recobro en caso de que los precios que llegaran de las entidades -estas tres, Santander, BBVA y la alianza de JC Flowers con Oaktree- fueran inferiores a los que estaban dispuestos a pagar el grupo de firmas que habían participado ya en el intento de venta por la cartera a mediados de año.

Hasta ahí los detalles de la operación, que se formalizará con el desembolso del 40% de los 1.003 millones tan pronto se cierre. Cuando se cumplan "los requisitos legalmente previstos" y "la correspondiente aprobación por parte de las autoridades nacionales e internacionales", como destaca el FROB. El 60% restante, según el organismo, "se hará efectivo en sucesivos plazos hasta 2018". El montante concierne al 88,33% del capital de NCG que está en manos del Estado (63%) y el Fondo de Garantía de Depósitos (26%), fruto de la adquisición de las acciones que recibieron en el canje los afectados de preferentes y deuda subordinada. El colectivo mantiene un 2% de títulos entre clientes minoristas y un 7% entre mayoristas, a los que Banesco tendrá ahora que dar salida.

"Vamos a ganar", aseguraba Juan Carlos Escotet hace un par de semanas en Caracas, durante un encuentro con medios de comunicación españoles, entre ellos FARO, para mostrar la implantación de su grupo en Latinoamérica. La confirmación a lo que este periódico avanzó un mes antes, con la intención de Banesco de presentar una oferta "en firme" por NCG. El primero de los interesados que lo hacía. "Con la debida prudencia, tiene que ser un buen negocio y la oferta estará construida sobre la base de que lo sea", explicaba Escotet en ese encuentro.

Un año después

Hace justo un año, el 20 de diciembre de 2012, Escotet revelaba en la red social Twitter la operación con el banco betanceiro levantado en 1717. "Me complace anunciar que Banesco firmó ayer una alianza con el Banco Etcheverría, el decano de los bancos españoles. Casi 300 años de fundado", escribía.

De la misma manera mostraba ayer su primera reacción. "Agradezco a todo el equipo que me acompañó hasta llegar a feliz término en la subasta de Novagalicia", aseguraba en su cuenta, en una referencia clara a la docena de empleados que la sede central del holding tiene en España y a Francisco Botas, el consejero delegado del Etcheverría, que desempeñó uno de los papeles más activos durante los trámites del concurso.

En el otro lado del mundo, en Ciudad Banesco, la jornada era "de fiesta", según comentaban algunos ejecutivos allí. Esta vez un pez pequeño se come uno más grande. El Etcheverría suma activos de 1.700 millones de euros y Banesco, de 26.600 millones, frente a los 56.700 que, hasta septiembre, aguanta Novagalicia, que ahora será "integrada en el ámbito" del grupo que se reivindica "español".