Después de otro año agitado para Novagalicia, con varias declaraciones de intención por parte del FROB para agilizar su subasta y matices luego sobre la existencia o no de una fecha concreta para hacerlo, la entidad cuelga ya el cartel de venta. La comisión rectora del organismo, su principal accionista y donde Ministerio de Economía y Banco de España comparten las decisiones, dio ayer el pistoletazo de salida oficial de la mano de una importantísima novedad. La venta se hará en dos fases. La primera, en la que se "invitará" al proceso a las "entidades y fondos internacionales" que mostraron interés en este último mes, llegará hasta el 13 de diciembre. A partir de entonces, las "tres mejores ofertas" volverán a competir en una segunda fase, "con posibilidad de mejorar la oferta que hayan presentado". Un intento claro por parte del FROB de forzar al alza la puja, en ese objetivo que su director general, Antonio Carrascosa, mostró de conseguir alrededor de 1.500 millones de euros. La única condición de que la segunda ronda no vaya finalmente adelante será que en la ronda inicial "una no resulte sustancialmente más favorable que el resto".

¿Cuánto podría durar la segunda etapa de la privatización de NCG? El FROB no lo detalla. "Lo que sea necesario", sostienen fuentes del organismo, que evitan también concretar cuántas muestras de interés recibió hasta ayer.

El modus operandi aprobado por el supervisor y el Gobierno supone otro alargamiento más en el calendario. En caso de que la subasta no se cierre por la entrega de una propuesta mucho mayor que las otras, las "entre tres y cuatro semanas" que Luis de Guindos, ministro de Economía, avanzó en los últimos días como margen para la adjudicación se irán, evidentemente, a más de un mes. Incluso es muy posible que la decisión se retrase para después de las navidades.

Todo el proceso quedaba a expensas de que los contactos de BNP Paribas, encargada de la radiografía interna de NCG y de medir el apetito del mercado para hacerse con ella, garantizaran que la operación podría ir adelante y no se repetiría el plante de principios de año con CatalunyaBanc. De lo contrario, el FROB estaba dispuesto a no abrir la puja.

Una condición que parece haberse cumplido. Con el fin del plazo para recibir las muestras de interés, llega el momento de lo que en la jerga empresarial se bautiza con el anglicismo process letter. Los candidatos reciben el documento con las instrucciones de cómo se realizará la venta y el día límite del que disponen para comunicar su propuesta, previa elaboración de una due diligence "en condiciones", como apuntan en el sector, con el acceso a toda la información que quieran de NCG.

Y ahí está la otra gran pregunta. ¿Quién? Cuatro bancos. Santander, el que menos interés muestra en principio; BBVA, relajado porque ya dispone de una cuota "relevante" en la comunidad; Caixanbank, al que se apunta como un claro favorito; y, la sorpresa, Banesco, el propietario del Etcheverría, precisamente con la compra de su participación a NCG y 66 oficinas. Del lado de los fondos, fuentes cercanas al proceso, insisten en que son alrededor de cuatro y que el estadounidense Guggenheim, con el que el presidente del banco gallego abandera su proyecto de privatización, encabeza como el mejor posicionado.

Todos, si no hay sorpresa de última hora, se dan por seguros en la "invitación" a participar con un precio y unas condiciones en firme. Y si no todos también, la mayoría han puesto sobre la mesa del FROB en las conversaciones preliminares y sus cartas de voluntad la necesidad de la necesidad de más ayudas públicas en la operación a través de un Esquema de Protección de Activos (EPA). Pese a los 9.000 millones de euros acumulados por NCG en las tres inyecciones de capital recibidas y que el Gobierno se resiste a concederlos. FARO ha podido confirmar con fuentes vinculadas a la operación que los bancos y Guggenheim solicitan ese mecanismo de apoyo para digerir la operación y la elevada morosidad -del 16,7% hasta septiembre- que todavía arrastra el negocio.

Ese es uno de los motivos, las ofertas a la baja, que podrían explicar la imposición de una segunda fase. Aunque la petición de ayudas dependerá de lo que ocurra con la cartera de 5.000 millones en créditos fallidos y la posibilidad que maneja el FROB de colocarla durante estas semanas o después de la venta a un fondo o firma de recobro. La externalización de UGAS, el banco malo interno de NCG, quedó en suspenso en junio por la decisión abrir la puja. A lo que se suma la necesaria modificación del Ministerio de Economía a la normativa de los créditos fiscales, que en NCG suponen 2.000 millones de euros y hasta 2.500 millones más latentes para los bancos por su mayor capacidad de generación de beneficios.